Acusan ecocidio por expansión de campos de golf al sur de Morelia

Habitantes del fraccionamiento Bosque Monarca piden una remediación ambiental ante el daño causado en los ecosistemas forestales de la zona.

Foto: Pixabay

Arturo Molina / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Con base al alto grado de afectación registrado por la expansión del campo de golf en los ecosistemas forestales del sur de Morelia, colonos y activistas exigen un plan de remediación ambiental.

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Coordinados con el Consejo Estatal de Ecológica (Coeeco), la Asociación de Residentes y Propietarios del fraccionamiento Bosque Monarca, expusieron la situación que viven por la voracidad de quienes les prometieron un paraíso y llevaron a cabo, en cambio, un auténtico ecocidio.

Desde la ciudad de Morelia, los colectivos advirtieron sobre la expansión desmedida del desarrollo habitacional sobre zonas forestales, mismas que en un primer momento les prometieron serían conservadas cómo parte de los programas de mantenimiento forestal.

La realidad fue completamente distinta: desde mediados del 2022 la empresa constructora comenzó con el derribo de cientos de árboles endémicos de la región, incluso en algunos casos de especies protegidas por estar en peligro de extinción. No se contaba con el estudio de impacto ambiental ni con los análisis necesarios para iniciar tal labor.

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En el último año, la asociación de colonos ya había tocado todas las puertas de las autoridades ambientales tanto del estado como de la federación. En ninguno de los casos han tenido algún tipo de respuesta, por lo que llamaron a la opinión pública a voltear a ver el fenómeno de destrucción.

“Actualmente tenemos ya un total de 67 hectáreas afectadas por la maquinaria. Lo único que nos queda es la denuncia pública porque ya hemos recurrido a diferentes organismos y dependencias como la Proam, Profepa, Fiscalía de la República, y Fiscalía Especializada en Medio Ambiente. Ahora solo nos queda esperar”, afirmó Vicente Estrada, presidente del Consejo Estatal de Ecología en rueda de prensa.


Nadie actúa

A pesar del llamado de los colectivos y del paso de más de 8 meses del ecocidio, la propuesta de un plan de remediación ambiental se mantiene únicamente como propuesta de los colonos y los ambientalistas.

Fue en septiembre del año pasado, cuando se destacó que, ante la falta de documentos de manifestación de impacto ambiental, el derribo de árboles endémicos de los bosques del sur de Morelia y otros daños, autoridades ambientales clausuraron las obras de expansión del campo de golf y desarrollo habitacional en la zona de Altozano.

Si bien la constructora tenía aparentemente permisos, se incumplió con los acuerdos de reubicación de especies endémicas, análisis de especies forestales y la mitigación del daño establecidas en el mismo convenio.

La Procuraduría Ambiental de Michoacán (Proam) anunció que en total fueron tres los sellos los que se colocaron en la zona que fue devastada por el paso de la empresa constructora, por lo que el acceso de cualquier persona no autorizada, incluyendo la maquinaria representará una violación al proceso administrativo.

Si bien la empresa constructora contaba con documentos y permisos para poder iniciar el proceso de expansión del campo de golf desde hace más de una década, lo anterior también contenía cláusulas que tenían que cumplir los particulares en torno a la protección al medio ambiente. ambiente.

La zona cuenta con especies protegidas por la NOM-059-SEMARNAT-2010, como la Tilia Mexicana por lo que las acciones de reubicación de los árboles según lo propuesto en la manifestación, entre otras no eran voluntarias sino obligatorias.

Asimismo, se dio parte a las autoridades de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de la federación y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para que supervisen en el marco de sus competencias.

El presidente del Coeeco señaló recientemente que son más de 4 mil árboles en 100 hectáreas los que fueron removidos por parte de la empresa con las intenciones de ampliar el desarrollo habitacional y el campo de golf.


Devastan fraccionadoras los bosques

El impacto ambiental en la zona sur es innegable. Entre el 2000 y el 2020, la zona sur, en la tenencia de Jesús del monte, uno de los últimos reductos de las comunidades indígenas originarias del Valle de Guayangareo, perdieron hasta 200 hectáreas de bosques y territorios que finalmente fueron empleados para la construcción de fraccionamientos e incluso campos de golf.

El desarrollo de fraccionadoras, centros comerciales, campos de golf, universidades y comercios en general ha sido agobiante para esta zona de la ciudad que, hasta hace 20 años, era una auténtica zona de recarga de acuíferos y una de las regiones boscosas más importantes del estado de Michoacán.