IMÁGENES NUESTRAS | Mercado de dulces, un pasadizo del deleite

Dulces de leche, de tamarindo, obleas, cajeta, cocadas, borrachitos, rollos de fruta, alegrías, amarantos, los chongos zamoranos y los ates morelianos son parte de la gran variedad que ese encuentra en el angosto mercado

Foto: Sam Herrera Jr.

Héctor Jiménez / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. La experiencia de vivir o visitar Morelia nunca estaría completa  sin incluir su oferta gastronómica más clásica, cuyos antojitos mexicanos y michoacanos se concentran en los portales del centro histórico, así como los gazpachos que también abundan en el corazón de cantera rosa, a lo que finalmente se suma el toque de deleite que tanto locales como turistas pueden encontrar en el Mercado de Dulces “Valentín Gómez Farías”.

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Si bien la capital michoacana cuenta con espacios comerciales de una gran tradición como el Mercado Independencia o el Mercado de San Juan, estos dos están más orientados a la venta de insumos hacia los propios morelianos, mientras que el Mercado de Dulces se ha ido convirtiendo prácticamente en una atracción turística, que también es visitada por los ciudadanos locales cuando quieren tener una gran variedad de golosinas tradicionales para elegir.

Dulces de leche, de tamarindo, obleas, cajeta, cocadas, borrachitos, rollos de fruta, alegrías, amarantos, los chongos zamoranos y los ates morelianos son parte de la gran variedad que ese encuentra en el angosto mercado, compuesto casi únicamente por un largo pasillo flanqueado por puestos de dulces y artesanías. Casi todos estos productos seguramente se podrían encontrar en otros sitios de la ciudad, pero la magia del Mercado de Dulces es poder ver puesto tras puesto abarrotado de golosinas y sentir que eliges el que será tu favorito de entre decenas de opciones.

Aunque este sitio clave de la capital michoacana pareciera un pasadizo a más de cien años en la historia, el Mercado de Dulces logró su posicionamiento tras únicamente unos 50 años desde su establecimiento. De acuerdo con información de archivo, el inmueble fue construido en 1968, debido a que desde la década de los treinta existía la necesidad de ubicar en un solo punto a los vendedores de dulces que hacían su labor diaria en los portales del centro histórico.

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La construcción se dio como parte del antiguo Colegio Jesuita, que hoy es el Centro Cultural Clavijero y explorar los rincones del mercado todavía ofrece destellos de la época de la antigua Valladolid. Hasta la fecha, en el complejo aún hay un patio trasero utilizado como estacionamiento, que conduce a la parte trasera del centro cultural y que funciona como entrada y salida de funcionarios estatales que laboran en el complejo.

A inicios del año 2016 las entonces autoridades municipales entregaron la más reciente remodelación del mercado, a través de la cual se adecuaron locales comerciales y se instalaron domos para el acceso de luz natural. Asimismo, se tenían contemplado peatonalizar la calle que da nombre a este espacio de comercio. Sin embargo, este proyecto no fue realizado porque no se llegó a contar con la aprobación de todos los vecinos y representantes de la zona.

Más de 50 años de historia han convertido al mercado en un punto obligado para los turistas que arriban a Morelia, así como un sitio icónico para los habitantes de la ciudad. Sin embargo, el paso del tiempo también ha jugado un papel en contra de dicho espacio. Si bien se trata de un lugar exótico y tradicional, también corre el riesgo de volverse obsoleto, pues algunos sus locatarios han señalado que se requieren más trabajos de remodelación en el mercado, así como mejorar la infraestructura de acceso para personas con discapacidad.

No obstante, el Mercado de Dulces sigue siendo considerado como uno de los ejemplos más exitosos de reubicación de vendedores y un sitio que todavía goza de viabilidad económica. A diferencia de las unidades comerciales “Tu Plaza” que cada año son objetos de nuevas críticas, el mercado de dulces es un sitio donde se reubicó a los vendedores que antiguamente ocupaban los espacios públicos de la capital michoacana, pero ellos sí permanecieron dentro de dicho lugar al encontrar una viabilidad para su forma de vida.

Aunque la mayoría de los locatarios del mercado “Valentín Gómez Farías” pueden quejarse de la baja en sus ganancias que ahora también se vieron azotadas por la pandemia por el Nuevo coronavirus (COVID-19), este es un sitio donde la mayoría de los puntos de venta están abiertos y se observa un flujo constante de clientes. De acuerdo con información del Ayuntamiento de Morelia, el 80 por ciento de los visitantes de este mercado son turistas y pueden encontrar unas 900 variedades de dulces.