Prejuicios y hasta misoginia, las “trabas” en el camino de medicina, dice la cardiopediatra Jisella Cortés

La especialista compartió que en el gremio de médicos persiste la misoginia no solo por parte de hombres, sino también de algunas mujeres.

Foto: Víctor Ramírez. Diseño: La Voz de Michoacán.

Jorge Manzo / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. “Tengo reconocimiento profesional, me siento realizada personalmente y he logrado romper barreras”, confiesa la cardióloga pediatra Jisella Cortés, quien reconoce que no sólo tuvo que lidiar con la misoginia de su entorno cercano, sino también con el de sus compañeras de carrera. Aunque ella sabía perfectamente lo que quería, sí se detuvo a repensar si estaba tomando la decisión adecuada de continuar en el camino de la especialidad médica.

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“Una de las primeras cosas a las que te tienes que enfrentar es que cuando terminas la carrera de medicina general, y se te ocurre expresar la idea de que quieres hacer una especialidad, las preguntas que surgen son ¿qué va a pasar con tu vida familiar?, ¿tú esposo estará de acuerdo?, ¿vas a posponer tener hijos? Yo me casé antes de comenzar la especialidad y por fortuna tuve todo el apoyo de mi pareja, sin embargo, tienes que enfrentarte a eso”.

Jisella Cortés colabora en el Hospital de Alta Especialidad del ISSSTE y da consulta en la medicina privada. Reconoce que, aunque se tenga claro qué es lo que se busca, este tipo de cuestionamientos provoca que se replanteen los escenarios. “Supe de compañeras que sus esposos o parejas se negaban a que siguieran estudiando y eso le ponía obstáculos, y optaban por desistirse a pesar de que su deseo era seguir preparándose”.

La cardiopediatra contó que dentro de la especialidad una de las cosas a las que tuvo que enfrentarse fue a la misoginia. A pesar de que Pediatría es una carrera en donde predominan mueres, también hay algunas muestras de pensamientos machistas. “No faltan comentarios en donde se diga que sobresales porque eres bonita, o porque le caes bien al jefe de enseñanza y simplemente no tienes el mérito”.


“Se insinúa que tienes otras casualidades que aparentemente te dan ventajas, cuando esto es una falacia, porque hay ciertas condiciones que podrían ser ventajas, pero en el plano teórico no lo son”, contó la médica durante la charla con La Voz de Michoacán, quien reconoció que también se llegan a dar situaciones de acoso adentro de los hospitales que te hacen pensar: ¿qué estoy haciendo aquí?

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Narró que en su entrevista de ingreso a la especialidad de cardiología le hicieron preguntas incómodas que incluso le provocaron sentimientos encontrados, provocándole la sensación de que podría ser mala madre. “Me preguntaron, que por qué no me quedaba en casa a cuidar a mi hijo. Yo obviamente sabía la respuesta, pero que te pregunten eso, te hace pensar que estás actuando mal”.

“Elegí esa carrera porque me encanta trabajar con niños. Siempre quise estudiar cardiología”, dijo la especialista, quien a pesar de todos esos retos que se le pusieron enfrente, cree que el ambiente en el que le tocó desenvolverse no fue tan complicado. Punto y aparte está que en el área de cardiología de adultos había la consigna de aceptar cierto número de mujeres, pues en su mayoría eran hombres.


“Para mis compañeras fue complicado, porque ahora los retos son enfrentarse a los prejuicios, a tus propios miedos, tratar de no escuchar todos esos comentarios negativos que te puedan hacer y que quizá te desaniman. Siempre pensar que todos los que te tiran hacia atrás, tú tienes que darle para adelante. No es fácil, pero claro que se puede lograr siempre y cuando tú así lo determines”, compartió la especialista.

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A diario atiende a niños, con diversos padecimientos. Su pasión es la medicina y lo hace todavía con más gusto cuando puede ayudarles a los infantes. En este momento de su carrera profesional se considera realizada. Ha hecho lo que ha querido hacer, disfruta de su trabajo, ha logrado muchas cosas y ha roto paradigmas. “Cuando regresé de la Ciudad de México, después de estudiar, no sólo me encontré con posturas sexistas sino de segregación”.

Entre los médicos los comentarios iban en el sentido de que no era necesario un cardiólogo pediátrico, pues la mayoría de los niños con cardiopatías se morían. “Había tantos comentarios negativos, pero que hoy por hoy aquí estoy, trabajando, y concientizando sobre las cardiopatías congénitas. Tengo reconocimiento y he logrado romper muchas barreras en todos los sentidos, tanto profesionales como personales”.