Tradición purépecha perdura en los pueblos originarios que mantienen los ritos de Navidad

La adoración al Niño Dios, las pastorelas de gran formato y el orgullo de ser carguero son costumbres arraigadas en la zona Lacustre de Michoacán.

Foto: Angélica Ayala

Angélica Ayala / La Voz de Michoacán

Región Lacustre, Michoacán. La adoración al Niño Dios el 24 de diciembre y las pastorelas, son de las tradiciones que aún se conservan en la mayoría de los poblados indígenas de las cuatro regiones purépechas, que fusionan con su cosmovisión e inclusive en el cambio de autoridades civiles, como el caso de la Isla de Janitzio, donde cada año el arrullo al hijo de Dios se traduce como una gran bendición para los nuevos cargueros y los mandos locales, quienes por doce meses estarán frente al cargo.

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En la isla, retomaron esta tradición del arrullo al Niño Dios, “por la pandemia el año pasado y el antepasado no lo hicimos, ahora este año sí y fue algo muy emotivo y bonito, porque cada uno de saben lo que se debe hacer, todos participaron”, relató, Alfonso Guzmán, originario del poblado.

Cada año los habitantes de las comunidades realizan uno de los eventos que consideran de gran importancia, se trata de la adoración del niño.

Explicó que, todo empieza con la celebración de la Santa Misa, ahí se corona a los nuevos cargueros, que son los Priostes, los Kenis y los estribanos, todos ellos son liderados por los Colectores, representando al Barrio Sur y al Barrio Norte, “para esta festividad así se divide la isla en dos barrios, las coronaciones de los nuevos cargueros voluntarios fungen todo el año en la iglesia haciendo su trabajo y apoyo en todos los eventos de este año”.

En la iglesia se reúnen todos, incluso los dos grupos de danzantes de cada barrio, que son las pastorelas, ahí adentro del templo tras la celebración eucarística arrullan las imágenes de los Niños Dios que cada barrio lleva, “es una canción muy bonita que casi siempre se cantan en todas las iglesias, que dice: duerme y no llores/ Jesús de mi alma/ duerme y no llores mi buen Jesús/ que esas tus lágrimas parten el alma/ duerme y no llores”.

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Después los danzantes, empiezan a bailar en honor al Niño Dios, “los cargueros se van dividiendo los trabajos durante el año, por ejemplo, los kenis hacen la fiesta de entrega, ellos terminan los cargos el 15 de diciembre y se lo pasan a los cargueros, los estribanos son cargos más pequeños, pero todos son del mismo equipo que apoya a los demás cargos”.

Las Pastorelas se representan de 3 a 4 días.

Es así, que, durante la Noche Buena, los nuevos cargueros se preparan para el año nuevo, ya que también salen a las calles acompañados por los pastores o danzantes de cada uno de los barrios, “en noche buena hacen el recorrido solamente por las calles, arrullando al Niño Dios, porque se toma como una bendición para los nuevos cargos que están asumiendo, pero también para las autoridades civiles, que visitarán el próximo dos de enero durante todo el día, así como a los cargueros salientes”.

Este es el momento oficial de cambio de cargos, tanto de los cargueros arriba citados como de las autoridades civiles que son: el comisariado de bienes comunales, jefes de tenencia, el concejo comunal y por parte eclesiástica los Colectores, es así, que cada uno de los nuevos cargueros acompañados por las madrinas de los Niños Dios y las Danzas, llegan a la casa de cada uno de los citados, donde los reciben con comida, bebida, al retirarse se les entregan buñuelos y aguinaldos, “hay quienes les dan un aguinaldo en efectivo y son para ayudarlos para las fiestas que se realizan durante el año”.

Los diablos son representados por los pobladores.

Alfonso Guzmán, narró, que durante el recorrido, tanto del 24 de diciembre como el del dos de enero, se dividen en dos grupos, el primero es de solo hombres y el segundo de mujeres exclusivamente, a los hombres los acompañan los danzantes o pastores que simbolizan a los pescadores, quienes se visten con pantalón y camisa de manta bordados, que complementan con sombreros y bastones adornados con escarcha, esferas, luces; el grupo de mujeres, son acompañadas por los Catrines, quienes visten un traje negro con camisa blanca, algunos llevan máscaras, al igual utilizan los sombreros y bastones arreglados. Otra de las figuras para la adoración del Niño Dios, son las madrinas, quienes también asumen el compromiso de apoyar en las fiestas venideras, así como la vestimenta de la imagen.

Las Pastorelas

Las Pastorelas, son unas de las manifestaciones culturales de los poblados indígenas de las cuatro regiones purépechas en Michoacán, que tienen la intención de ofrendar y adorar al Niño Jesús, así como luchar contra el mal que es escenificado por los diablos. Es común que las Pastorelas se realicen el 24 y 25 de diciembre, que pueden presentarse hasta por tres días; sin embargo, hay pueblos que las realizan el primero y dos de febrero como Tócuaro; o en el caso de Cherán que las representan el seis de enero. 

El misticismo y las creencias religiosas retoman esta actividad cada año, cuando la comunidad y las familias se unen en esta tradición. Los pastorcitos que son los personajes principales, al tomar el cargo tienen una obligación, el brindar el desayuno, comida o cena a todo el contingente que los acompaña, entre ellos los músicos tradicionales, informó, Jaime Hernández Balderas, promotor cultural y que se ha adentrado en la investigación de esta actividad.

En la Región Lacustre, Las Pastorelas, se pueden apreciar en las comunidades de San Francisco Uricho, Ihuatzio, San Pedro, Cucuchucho, San José Huecorio, Santa Ana Chapitiro, San Pedro Pareo, San Andrés Tócuaro, San Bartolo Pareo, Tzurumútaro, Nocutzepo, Santa Fe de la Laguna, Ajuno, Janitzio, así como, en la meseta purépecha como Pichátaro, Nurio, Cherán, por mencionar algunas.

“En las comunidades se recrea la visita de los pastorcillos al pesebre, pero en su camino a Belén para adorar al niño Dios, los pastorcillos tendrán que resistir las tentaciones del mal escenificados por Lucifer, el Príncipe, Pecado y Astucia, pero serán protegidos por el Arcángel Miguel y guiados por el Hermitaño”, especificó, Hernández Balderas, que son los principales personajes de Las Pastorelas y quienes tienen que aprenderse los diálogos.

En su investigación de esta tradición, detalló, que son cuatro los personajes importantes de los pastores: Jila, Rebeca, Ardelia y Arminia, mismas que van acompañadas por los pastores Bato, Bartolo, Abelardo y Toristo, “la aportación, conservación y participación de las personas que recuerdan y se ocupan de mantener vivas nuestras tradiciones es fundamental, como la señora, Petrita Prudencio Galván, quien en su niñez representó el papel de las cuatro pastorcitas, es quien ha enseñado la pastorela a las nuevas generaciones”.

Al poder entablar una amistad con doña Petrita, Jaime Hernández es poseedor de sus vivencias y de cómo a través de los años ella ha mantenido algunas tradiciones en su comunidad, como el caso de Las Pastorelas, “Petrita, se sabe todo el diálogo, de todos los personajes que participan en la pastorela, hasta hace un año que la vi, que por cuestiones de la pandemia no he regresado a visitarla, ha compartido conmigo mucha información, de cómo ensayaba a los pastores, como se sabe todos los diálogos y los pasos de los bailes”.

4 pastorcitas son los personajes principales: Jila, Rebeca, Ardelia y Arminia.

El conocer una tradición, que trajeron los frailes Franciscano a la región como manera de evangelización, no ha sido fácil, “es muy difícil que la población te comparta sus saberes, sus conocimientos, son amables y reciben a todos, pero de ahí a que te expliquen es complicado, con Petrita se forjó una amistad y en base a la confianza es que me platicó todo lo relacionado con Las Pastorelas”.

El atuendo de los pastorcitos, es que son vestidos todos de blanco, llevan consigo unos báculos que adornan con tiras de papel de colores y servilletas bordadas de lo mejor, tienen dos o tres campanitas, frutas, jícaras, guajitos decorados y bastante escarcha. Mientras que los diablos, visten trajes elegantes con capas de colores oscuros, comúnmente utilizan las máscaras de diablos de la comunidad de Tócuaro, municipio de Erongarícuaro, otro de los personajes centrales es el Arcángel San Miguel, que cuida a los pastores en su recorrido.

Son dos barrios de Janitzio los que arrullan al Niño Dios.

Aunque la esencia es la misma, los vestuarios pueden variar, explicó el promotor cultural, en el caso de las comunidades de Huecorio, Zentzenguaro, Santa Ana Chapitiro, San Pedro y San Bartolo Pareo, los diablos visten de trajes elegantes negros, con las máscaras de los diablos. En el caso de Pichátaro, los pastores llevan sombreros charros y se visten con los trajes tradicionales, “en Pichátaro, los pastorcillos son muchos, he llegado a contar hasta cincuenta”.

Para Jaime Hernández, el que las comunidades preserven esta tradición, de realizar las pastorelas, es parte fundamental “para conocer la cultura, si se pierde la esencia, estamos perdiendo nuestros orígenes, de dónde venimos”. Aunque lo común, es que Los Pastores tengan su participación por tres días, en el caso de San Bartolo Pareo, solamente se realiza el 24 por la noche, la representación.

En Puacuaro es una tradición centenaria

Para poder ser carguero del Niño Dios, de la comunidad de Puacuaro, ubicada en la orilla del Lago de Pátzcuaro, los interesados deben anotarse en una lista que dependiendo el número de personas que estén anotadas, pueden pasar de 3 a 15 años para poder recibir el cargo que tienen por un año y que reciben el 24 de diciembre por la noche, tras realizarse la misa, aunque, a quienes, la imagen la tengan en días previos.

Dolores, quien ha sido carguera, comentó previo al recibir al Niño Dios, todo el año se preparan para la responsabilidad que han asumido, antes todo el año la imagen o imágenes estaban en la casa del carguero, sin embargo, desde la época de los cristeros esto cambió y ahora la figura se las entregan el ocho de diciembre y regresan al Niño Dios al templo el 24 de diciembre.

De acuerdo a la tradición cuando reciben el cargo se reza, se realiza una celebración eucarística y la imagen se da al carguero, quienes lo tendrán en su hogar el tiempo ya especificado, durante todos esos días familias voluntarias cuidan las imágenes durante el día, además, las familias de los cargueros ofrecen algún aperitivo, especialmente la temporada de las posadas, que también entregan aguinaldos, tamales, atole o pozole.

Es el 24 de diciembre que por la noche se entrega al Niño Dios al templo, “ahí el carguero nuevo recibe al niño Dios” sin embargo, es hasta al día siguiente que se hace la entrega oficial al nuevo carguero en el atrio de la iglesia, tras la misa de las 10 de la mañana.