Negocios en quiebra, desempleo y más pobreza se suman al luto que la COVID-19 ha dejado en el estado

El campo ha sido la actividad que ha mantenido de pie a Michoacán, a pesar de los salarios mal pagados y la desigualdad en que viven los campesinos. Tuvo un crecimiento del 1.5 por ciento, frente a la caída del 7 por ciento en la industria y el 5 por ciento en los servicios.

Foto: Samuel Herrera Jr. / La Voz de Michoacán.

El campo ha sido la actividad que ha mantenido de pie a Michoacán, a pesar de los salarios mal pagados y la desigualdad en que viven los campesinos. Tuvo un crecimiento del 1.5 por ciento, frente a la caída del 7 por ciento en la industria y el 5 por ciento en los servicios.

Jorge Manzo/La Voz de Michoacán

PUBLICIDAD

Desde hace un año Michoacán sintió “en carne propia” la letalidad del SARS-CoV2, y las secuelas son incalculables. Familias destruidas, negocios en quiebra, enfermedades colaterales y una incertidumbre lacerante, son el saldo de estos 365 días en contingencia. Por fortuna, aunque a cuenta gotas, han comenzado a inmunizar a los grupos vulnerables, y esto permitirá que de manera gradual se vaya recuperando la normalidad, aunque no la misma que se perdió cuando llegó la COVID-19.

Hasta hoy, 4 mil 846 personas han perdido la vida. Hay duelo insuperable en esos miles de hogares. Hay familias que perdieron a más de un ser querido. De los 4.8 millones de michoacanos, 55 mil 924 han dado positivo a la enfermedad, de los cuales 49 mil 561 se han recuperado totalmente. En estos momentos, mil 517 luchan por su vida en hospitales y en casa, aunado a esos miles de personas que son portadoras de la enfermedad y que no han presentado ningún síntoma.

Miles de personas han perdido empleos. Hay familias que han recortado sus plantillas, y otras más tuvieron que bajar las cortinas. El campo ha sido la actividad que ha mantenido de pie a Michoacán, a pesar de los salarios mal pagados y la desigualdad en que viven los campesinos. Tuvo un crecimiento del 1.5 por ciento, frente a la caída del 7 por ciento en la industria y el 5 por ciento en los servicios. El comercio es el más dañado por el virus. No hay registros oficiales de empresas que cerraron.

PUBLICIDAD

Michoacán está frente a su tercer gran reto: el tercer brote de casos ocasionados por el periodo vacacional, el periodo electoral y las actividades religiosas de Semana Santa. A pesar de que se ha insistido en que la contingencia sanitaria sigue activa, aunque ahora un tanto más controlada, el virus sigue presente y contagiando a personas. Hasta hoy, oficialmente 873 pacientes son valorados debido a que presentan todos los síntomas y deben activar los protocolos para evitar desgracias.

El sistema hospitalario está herido. El virus lo alcanzó. Si bien ahora, la ocupación de camas en el Hospital General “Miguel Silva” no rebasa los 30 pacientes, a principios del año la demanda rebasaba los 120 cupos. Había gente haciendo fila. Cada que una persona moría, entraba otra que esperaba en el exterior. La Secretaría de Salud pide que no se baje la guardia, y menos frente a las próximas nueve semanas decisivas para la contingencia. Ya se tiene más capacidad de reacción, pero hay cansancio.

En este momento Michoacán reporta siete municipios con alto riesgo de contagio del virus: Morelia, La Piedad, Lázaro Cárdenas, Zitácuaro, Zamora, Uruapan y Pátzcuaro. Ahí justamente están las localidades con más cantidad poblacional y en donde la movilidad urbana es superior al resto de los asentamientos. 25 municipios están en bandera verde y 81 con blanca. La capital del estado, el puerto y Uruapan fueron son los tres municipios que concentran la mayor cantidad de positivos y decesos.

El primer caso positivo de COVID-19 llegó a México el 28 de febrero. Han transcurrido 387 días desde que el país entró a una fase de la emergencia. Casi un mes después, llegó a Michoacán. Han transcurrido 87 días desde que comenzó la jornada de vacunación en el país, y según el último corte más de 4.5 millones de dosis se han aplicado. En Michoacán la cifra es superior a las 139 mil personas, tras la incorporación de Morelia y Zitácuaro y la activación en nuevas sedes, entre ellas Pátzcuaro. Van 33 municipios cubiertos.

Plazas públicas deben permanecer cerradas, siguen restringidas actividades económicas a horarios y capacidades (aforos) y se mantiene la obligatoriedad del uso del cubrebocas, sin embargo, es cada vez más común ver cómo se relajan las medidas. Espacios públicos, sobre todo en fin de semana, lucen abarrotados, comienzan a organizarse fiestas en espacios cerrados y eventos privados (jaripeos, palenques) se llevan a cabo en la clandestinidad.

Hasta ahora, las personas protegidas de la enfermedad, mediante la vacuna, son quienes tienen 60 años o más, o quienes laboran en unidades hospitalarias públicas, sobre todo atendiendo la primera línea de batalla. Sin embargo, faltan miles de personas más que padecen obesidad, sobrepeso, diabetes e hipertensión y que son vulnerables ante el virus. El relajamiento de las medidas, y el surgimiento de brote afectaría directamente a este sector que sigue sin vacunas.

Son justamente estas personas las que están muriendo en los hospitales, aunado a que hay 80 municipios en donde la vacuna para los adultos mayores no ha llegado. La Secretaría de Salud confía en que la aprobación de nuevas opciones de protección aceleraría la distribución del medicamento al país, y, por tanto, el avance de la campaña de vacunación. Mientras tanto, sólo se inmunizará a quienes están considerados en la programación. En lista de espera hay policías, paramédicos, médicos privados, y otros sectores más.

Enfermedades mentales serán la principal secuela de esta contingencia en las familias. Tanatólogos y psiquiatras se preparan para atender a esas víctimas colaterales del confinamiento. A esas familias que perdieron su patrimonio (empleo o propiedades) y a familiares, de quienes no pudieron despedirse, ya les comienza a pegar la COVID-19, vía la depresión y ansiedad, por mencionar sólo algunos padecimientos que ya son tratados en consultorios privados y públicos. Intentos de suicidios y violencia intrafamiliar, las preocupaciones.

La contracción de la economía en este año ha colapsado las expectativas en las familias. El golpe ha sido principalmente para las micro, pequeñas y medianas empresas, así como para el sector de la manufactura y los servicios. 147 mil empleos se perdieron el año pasado, y no se tiene una cifra real de cuántos negocios se dieron de baja o de alta. A mediados del año pasado se dejó de actualizar esa estadística.

Ha transcurrido el primer año de que llegó la contingencia a Michoacán, pero desde que llegó el virus hacen transcurrido otros dos meses más. La alerta no ha disminuido, y hay países en donde ya están viviendo el tercer brote, ese que podría llegar a Michoacán en las próximas semanas debido al acelerado relajamiento de las medidas sanitarias. La llegada de familiares del extranjero, y las convivencias en casa, en centros turísticos y en bares y antros esparcirán el coronavirus.

El Comité Estatal de Seguridad en Salud se ha declarado en emergencia. Está en vigilancia constante, y se auxiliará de los comités municipales para atender la contingencia. Están prohibidas las celebraciones masivas de Semana Santa. Los establecimientos que no respeten las medidas sanitarias serán sancionados, pero le apuestan más a la corresponsabilidad individual social, de lo contrario, nuevamente el sistema hospitalario sería puesto a prueba, con desventajas de no conocer el comportamiento del virus por la aparición de nuevas cepas, que ahora están provocando la muerte de jóvenes.