Tras Jessica, casi 600 mujeres más han sido asesinadas en Michoacán y la cifra crece al año

Dos años han pasado sin justicia para Jessica González, mientras la violencia feminicida se dispara en la entidad.

Foto: La Voz de Michoacán.

Arved Alcántara / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Hace dos años fue encontrado el cuerpo de Jessica González Villaseñor tras varios días de búsqueda. Su caso marcó un parteaguas en el movimiento feminista en Michoacán, que empezó a tener más que nunca un marcaje personal hacia las autoridades para exigir que la impunidad no dominara y fuese el antecedente perfecto para que ni una mujer más fuera asesinada.

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Nada se ha cumplido a la fecha. Desde el feminicidio de Jessica al menos otras 583 mujeres michoacanas han sido asesinadas, buena parte de ellas en contextos asociados a la violencia intrafamiliar y de género, y en procesos de investigación, justicia y reparación del daño que enfrentan un sinfín de obstáculos y dilaciones.

La justicia no llega para la enorme mayoría de las víctimas y el mismo caso de Jessica es el referente en Michoacán: dos años en donde cambio de abogados, la no presentación de los mismos y amparos sobre amparos han facilitado que no exista condena alguna pese a decenas de pruebas y testimonios.

Este domingo 25 de septiembre, en conmemoración por el ocaso de la vida de la joven mujer, familiares, amigos de Jessica y activistas realizaron una protesta en la plaza Melchor Ocampo, a un costado de la Catedral Metropolitana de Morelia. Ahí colocaron un tótem que retrata la realidad de la entidad y del Estado mexicano: ‘Michoacán feminicida’.

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Cristo González, hermano de la víctima, encabezó las proclamas contra un gobierno que ha sido lento, burocrático y omiso, permitiendo en distintas instancias y niveles que el juicio contra el imputado, Diego N, se extienda por medio de argucias legaloides que ninguna autoridad ha podido (o querido) frenar. El último truco bajo la defensa del acusado: la no presentación de sus ocho abogados para luego contratar a dos más que se sumaran al equipo.

“Todos los días estamos librado batallas para que las autoridades hagan su trabajo y nos hemos encontrado con leyes estúpidas, con diputados ineptos y cero empáticos”, reclamó. No se trata solamente de la burocratización de la justicia, fustigó, sino de todo un aparato de Estado que revictimiza y menosprecia la vida de las mujeres, al recordar que la respuesta de la autoridad al levantar la denuncia de desaparición fue decirles que no se preocuparan “porque seguro estaba por ahí con un hombre”.

Junto con su madre, Verónica Villaseñor, manifestó que han sido dos años de haber sido ignorados e incluso silenciados por la autoridad, haciendo referencia a la Fiscalía General del Estado (FGE) y particularmente al Poder Judicial, que ha dado acceso a una serie de recursos que no han hecho más que dilatar el desenlace: “somos víctimas en todo momento frente a jueces en que nuestro derecho a tener justicia pronta y expedita no la han procurado”.

Impunidad alimenta violencia

En el otro extremo de este caso que ha conmovido a la sociedad están las autoridades. A pesar de la promesa de la FGE de un proceso ejemplar y rápido para condenar al culpable, ésta no se ha cumplido.

No sólo es Jessica, la enorme mayoría de mujeres michoacanas víctimas de cualquier tipo de violencia, incluyendo el homicidio, no reciben justicia. Según datos de la propia Fiscalía y el Poder Judicial, apenas la tercera parte de los casos se logra judicializar correctamente y menos del 12 por ciento termina en sentencias condenatorias.

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En tanto y más allá de la retórica de las autoridades en turno, la violencia ha encontrado en la impunidad un nicho de oportunidad y ha crecido de manera exponencial.

Mientras en 2019 se contabilizaron 186 mujeres asesinadas, para el 2020, año en que fue asesinada Jessica, la cifra de vidas de michoacanas cegadas de forma violenta aumentó a 252.

El año pasado, todavía dentro de un escenario de contingencia sanitaria y crisis económica el número de mujeres asesinadas se volvió a elevar, ahora a 279. En los primeros 8 meses de 2022 ya suman 211 víctimas de homicidio doloso o feminicidio. La tendencia sigue al alza, mientras en 2021 el promedio de féminas muertas era de 23 al mes, para este año ya supera los 26 asesinatos. En casi todos los casos la justicia sigue ausente y con la amenaza de velada de no llegar nunca.