Kim Ji-young somos todas; el libro que ha sacudido como un terremoto a las mujeres

“Ni siquiera yo sé si me casaré o si tendré hijos. O puede que me muera antes. ¿Por qué tengo que renunciar a lo que quiero ser o hacer por un futuro que no sé si llegará o no?”. Kim Ji-young

Foto: Redes

Yazmin Espinoza / Colaboradora de La Voz de Michoacán

“Kim Ji-young, nacida en 1982” es un libro que tenía desde hace bastante tiempo en mi lista por leer ya que varias amigas me lo habían recomendado, aunque sabía poco de la historia que contenía. Cuando pude conseguir el libro en su versión digital y vi que tenía apenas 160 páginas, me pareció perfecto para ser mi siguiente lectura. Pero que gran sorpresa me llevé.

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Agradezco no haber investigado mucho del libro previo a comenzarlo porque, de ser así, tal vez no me hubiera golpeado como lo hizo. En “Kim Ji-young, nacida en 1982” podemos encontrar la historia de una mujer de 33 años que tiene el nombre más común de Corea, sin embargo, su historia ha incendiado Asia entera, y con razón.

Esta novela ha pasado de ser la breve historia de una joven coreana a convertirse en un terremoto que ha sacudido a las mujeres de medio mundo. Kim Ji-young (que lleva el nombre más común entre las mujeres coreanas nacidas en 1982) es aparentemente una mujer como cualquier otra, con una juventud sin pena ni gloria, siempre a la sombra. Todo se retuerce cuando, de repente, Kim empieza a hablar con las voces de su madre, de una amiga desaparecida, de otras muchas mujeres. Lo que parecía una broma adquiere el tono de una respuesta, de una insurrección y, para los demás, el tono de una enfermedad.

Este libro ha sido una embestida para el panorama literario de todos los países en los que se ha publicado. Bajo su aparente sencillez, hay una sensación de peligro que palpita a lo largo de todas sus páginas y que ha abierto una grieta en los estándares de la literatura contemporánea.

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Puedo asegurar, con tristeza, que “Kim Ji-young, nacida en 1982” va a ser un espejo para toda aquella mujer que lo lea. La desigualdad de oportunidades, el acoso, el abuso, la falta de corresponsabilidad en la crianza, y la falta de equilibrio que permita conciliar los roles que una mujer quiera desempeñar, la carga de las amas de casa, y muchos otros temas que atraviesan al género, son plasmados por la autora en las páginas que se absorven de golpe, porque cuando la empiezas, es muy difícil parar.

Así, nos encontramos con un libro muy corto pero poderoso que invita a todos sus lectores, sin importar el género, a la reflexión sobre las injusticias cotidianas por las que pasa una mujer…no solo en Corea, sino en el mundo entero.

“Desde que había asumido el papel de ama de casa, Kim Ji-young pensaba que la actitud de la gente hacia el cuidado del hogar era un tanto ambivalente. Unas veces lo infravaloraban y acusaban a las amas de casa de quedarse en casa sin hacer nada productivo, y otras, en cambio, lo alababan y lo describían como un trabajo que salva vidas, si bien seguían siendo reacios a cuantificarlo en dinero para que nadie tuviera que pagar su precio.”

La historia inicia mostrándonos el final, ese momento en donde Kim Ji-young ha perdido la razón y la depresión ha tomado el control de su vida pues se ha visto completamente sobrepasada por la realidad que llegó con el nacimiento de su hija. De ahí, la autora nos lleva de la mano a hacer un recorrido por la vida de la joven, con el objetivo de entender el golpe que supone para ella la pérdida de oportunidades y pasiones.

La juventud de Kim Ji-young nos permite ver las desigualdades y topes que hay para las mujeres en el mundo laboral. Además, todas las estadísticas que complementan la narración son de verdad shockeantes, como por ejemplo, que Corea del Sur es la nación con la mayor brecha salarial entre hombres y mujeres dentro de la OCDE. Así, desde la brecha salarial hasta niveles de acoso. Ninguna está a salvo.

“Ciertamente, es el trabajo perfecto para compatibilizar con el cuidado de los hijos. Entonces, es un buen trabajo para todos, no solo para la mujer, ¿no? ¿Acaso los hijos los tiene solo la mujer?”.

Luego cuando, por el nacimiento de su hija Kim Ji-young “decide” (y lo pongo entre comillas por una razón…) abandonar su trabajo y quedarse en casa para cuidarla, se enfrenta a otro nuevo mundo lleno también de reglas y prejuicios.

“¿No puedes dejar de decir que me vas a ayudar? Me hablas de ayudar en las tareas de la casa, en el cuidado de la niña e incluso en mi posible nuevo trabajo. Pero ¿esta no es también tu casa? La niña, ¿acaso no es también tu hija? ¿Y si trabajo, ¿gasto yo sola el dinero que gano? ¿Por qué hablas como si me estuvieras haciendo un favor?”.

El cierre, con la voz de un nuevo personaje, me pareció una interesante forma de cerrar la historia, sin embargo, me hubiera encantado poder seguir leyendo más sobre Kim Ji-young. La verdad es que, a lo largo de la lectura, le fui tomando un tremendo cariño, y esperaba que fuera como en esas comedias románticas en donde al final todo se arregla y ella puede alcanzar sus sueños. Pero, definitivamente, la vida no es así.

“El mundo había cambiado muchísimo, pero las pequeñas reglas, los pactos y las costumbres seguían sin actualizarse. En conclusión, el mundo no había cambiado tanto”.


DATOS DEL LIBRO:
Autor: Cho Nam-joo
Editorial: Alfaguara
160 páginas
Año 2019