EUA, el país más rico y con más muertos ¿no pudo prevenir el impacto? Sí, pero nadie hizo nada

A pesar de que Estados Unidos tiene la infraestructura para hacer frente a la pandemia por COVID-19, expertos coinciden en que su reacción tardía es la que tiene al país como el foco rojo de contagios.

Foto: Especial.

Redacción / La Voz de Michoacán

Estados Unidos. El 21 de enero Estados Unidos informó de su primer caso de coronavirus. 12 semanas después, es el centro de la tragedia de COVID-19 en el mundo: es el país con el mayor número de muertes atribuidas a la enfermedad, con casi 39 mil decesos, incluso más que China, donde comenzaron los contagios y que solo registró 4 mil 636. ¿Cómo una de las naciones más grandes y más ricas del mundo pudo llegar a ese lugar? El principal motivo es la tardía reacción de la Casa Blanca, coinciden medios internacionales como The New York Times y BBC.

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Más de una semana después de confirmar el primer caso de coronavirus Estados Unidos tomó la primera medida de peso: cerraron los vuelos provenientes de China. Cinco semanas después el presidente Donald Trump anunció más medidas para atacar la pandemia, sin embargo, su gobierno debió haber tomado decisiones más serias y con mucha más antelación, han señalado expertos, como el propio jefe del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EUA, Anthony Fauci, quien admitió que "nadie negará" que de haber aplicado medidas de mitigación tempranas se podrían haber salvado vidas, de acuerdo con BBC.

La noche del 28 de enero el asesor médico principal del Departamento de Asuntos de Veteranos, Carter Mecher, alertó en un correo electrónico a un grupo de expertos en salud repartidos por el gobierno y las universidades sobre el tamaño del brote e intentó que los altos niveles de la burocracia en salud pública tomaran acciones más drásticas. Pero nadie le hizo caso, señaló el NYT.

Mientras Trump minimizaba la gravedad del virus y se enfocaba en otros temas, una serie de figuras dentro de su gobierno, desde los principales asesores de la Casa Blanca hasta expertos en los departamentos del gabinete y agencias de inteligencia, identificaron la amenaza y dejaron en claro la necesidad de una acción agresiva, destacó el NTY.

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Sin embargo, el presidente se centró en controlar el mensaje y proteger las ganancias en la economía, por lo que tardó en absorber la escala del riesgo y actuar en consecuencia.

Expertos criticaron que las primeras acciones del Ejecutivo estadounidense no fueran acompañadas de otras medidas para preparar al país para lo que venía, ni siquiera se recomendó a la población el distanciamiento social, sino hasta mediados de marzo.

La figura del presidente tampoco ayudó a que los estadounidenses asimilaran la magnitud de lo que venía. Donald Trump llegó a comparar la COVID-19 con una "gripe", asegurando que el virus se pasaría con "el calor" como "si fuera un milagro", e insistió en que el país lo tenía todo controlado, publicó la BBC.

A fines de enero, cuando ya se habían limitado los viajes desde China, la salud pública a menudo tuvo que competir con las consideraciones económicas y políticas en los debates internos, ralentizando el camino hacia decisiones tardías para buscar más dinero del Congreso, obtener suministros necesarios, abordan las deficiencias en las pruebas y, en última instancia, se mueven para mantener a gran parte de la nación en casa.

Al desarrollarse como lo hizo a raíz de su destitución por parte de la Cámara y en medio de su juicio en el Senado, la respuesta de Trump fue teñida por su sospecha y desdén por lo que veía como el "Estado Profundo", la gente misma en su gobierno cuya experiencia y larga experiencia podrían haberlo guiado más rápidamente hacia pasos que frenarían el virus y probablemente salvarían vidas.

La toma de decisiones también fue complicada por una larga disputa dentro de la administración sobre cómo tratar con China. Al principio, el virus pasó a segundo plano ante el deseo de no molestar a Beijing durante las conversaciones comerciales, pero luego el impulso de sumar puntos contra Beijing dejó a las dos potencias líderes del mundo divididas aún más al enfrentar una de las primeras amenazas verdaderamente globales del siglo XXI.

Sin embargo, esta semana Donald Trump defendió su gestión de la pandemia y rechazó las críticas que señalan que su administración demoró demasiado en adoptar medidas para reducir la propagación del nuevo coronavirus por todo el país.

"Creo que he educado a mucha gente con respecto a la prensa", dijo el presidente tras pasar cerca de media hora criticando a los medios de comunicación durante la rueda de prensa diaria desde la Casa Blanca para informar a los estadounidenses de la crisis generada por el COVID-19.

Las palabras del mandatario, que llegó a mostrar un vídeo elaborado por su equipo que recogía diversos reportes de prensa, se producen después de que este domingo el diario The New York Times publicara un artículo en el que aseguraba que Trump desoyó las advertencias de varios miembros de su equipo, lo que habría retrasado la implantación de una estrategia nacional contra el brote del nuevo coronavirus.

De acuerdo con voanoticias, Trump comenzó su intervención asegurando que los contagios en Estados Unidos se han estabilizado y negando que exista una carencia de material necesario para hacer frente a la pandemia.

"El número de contagios mortales permanece estable, estable a nivel nacional", afirmó, antes de pronosticar que el número de muertes por el COVID-19 en Estados Unidos estará "muy, muy por debajo" de las estimaciones iniciales, que apuntaban a entre 100 mil y 240.000 fallecidos.

El mandatario subrayó que "la estrategia agresiva" adoptada por el Ejecutivo "está funcionando" y sostuvo que la atención de su administración se centrará en las "comunidades más vulnerables".

Trump no dudó en contradecir a diversos gobernadores, que han alertado de la falta de equipos e insumos médicos con los que hacer frente a la pandemia, como, por ejemplo, respiradores, mascarillas y guantes.

“Nadie está pidiendo respiradores, excepto fuera de nuestro país. Me llaman constantemente desde fuera de nuestro país, tantos países, y voy a intentar ayudarles, porque tenemos miles de respiradores", afirmó Trump, cuyo Gobierno anunció la semana pasada que dejaría de exportar este tipo de equipos hasta que la "demanda interna" del país no se vea satisfecha.