Viernes Santo, continúa el primer día del Triduo, ¿qué se celebra y qué está prohibido?

Ayer inició el momento más importante de la Semana Santa para los cristianos, con la misa vespertina de la Cena de Jesús.

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Una vez iniciado el Triduo Pascual, el momento más importante de la Semana Santa para los cristianos, ayer Jueves Santo con la misa vespertina de la Cena del Señor, este Viernes Santo continúa el primer día de esta solemne celebración que conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

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¿QUÉ SE CELEBRA EL VIERNES SANTO?

Es un día dedicado a meditar y celebrar la Pasión y Muerte de Jesús, a quien la Iglesia acompaña con el ayuno y la abstinencia.

En estricto sentido litúrgico –aparte de las expresiones de religiosidad popular como los viacrucis vivientes o procesiones del silencio–, no se celebra la Eucaristía, en su lugar se tiene la “Liturgia de la pasión del Señor”.

Sobre otros sacramentos, solo tienen excepción de celebrarse la Reconciliación (confesión) y la Unción de los Enfermos. En caso de un funeral, estas deben llevarse a cabo sin canto ni instrumentos.

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Esa acción litúrgica comienza hacia las tres de la tarde. Su estructura es simple pero expresiva: liturgia de la Palabra, la adoración de la cruz y la comunión.

Una vez terminada la celebración, se despoja el altar y solo se deja la cruz con cuatro candelabros en un lugar adecuado para que los fieles puedan adorarla, besarla y permanecer en oración y meditación.

Los ornamentos sagrados son de color rojo, el color propio de los mártires, señal de la victoria del amor sobre el reino del odio. Por ello, el Viernes Santo no es un día de luto, sino de amorosa contemplación de la muerte del Señor, fuente de salvación.

Además, continúa el silencio de las campanas, que volverán a escucharse hasta la Vigilia Pascual, mañana Sábado Santo.

La acción litúrgica del Viernes Santo quiere concentrar la atención de los fieles en el signo de la cruz, en el sentido de que Dios ha tomado sobre sí el sufrimiento humano en Jesús, quien lleva consigo el dolor de cada uno.

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