Siguen en la incertidumbre damnificados por erupción de volcán

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Foto: Agencias. En medio de la tragedia, la sociedad también se une para salvar a perritos.

Notimex / La Voz de Michoacán

Guatemala. Entre la desesperanza y la incertidumbre, miles de guatemaltecos damnificados ven las horas pasar en albergues improvisados, en espera de recuperar sus vidas, que cambiaron en forma abrupta tras la violenta erupción del Volcán de Fuego el pasado 3 de junio.

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Luego de la búsqueda, localización y rescate de víctimas, aquellos que perdieron todo no saben qué sigue, qué suerte les depara el destino, aun cuando el gobierno anunció que pretende adquirir un terreno y construir mil viviendas para las familias damnificadas.

El gobierno, por medio de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), tiene habilitados 20 albergues en escuelas públicas y salones comunitarias de los municipios próximos a la zona del volcán.

A una semana de la tragedia, en los albergues habilitados se atiende a alrededor de cuatro mil personas, muchas de las cuales se han quejado de hacinamiento.

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El vocero de la Conred, David de León, dijo a Notimex que se busca brindar las mejores condiciones posibles a las personas que permanecen en los albergues, y que las autoridades movilizan todos los recursos disponibles junto con la población, empresas y la comunidad internacional.

Dijo que en la llamada zona cero, como se denomina a la amplia región devastada por la erupción, se mantiene un puesto de monitoreo que verifica labores de rescate en sitios específicos.

Señaló que una vez cumplido el plazo de las 72 horas críticas, establecido por protocolos internacionales para casos de desastres naturales, se resolvió suspender las labores de rescate para proteger a los cerca de 700 rescatistas ubicados en la devastada zona.

Pese a los riesgos, alrededor de 300 “comunitarios” evaden los retenes de las autoridades y a diario ingresan a la zona cero en busca de los cuerpos de sus familiares, con la esperanza de recuperarlos “en la forma que estén” y “darles la cristiana sepultura”, dice Amilcar Hernández, uno de los vecinos que así labora.