Socks, el gato que compartió la Casa Blanca con Bill Clinton

Con la muerte de Socks se instituyó el 20 de febrero como una fecha para concientizar sobre la importancia de la adopción de animales en situación de calle

Jorge Ávila / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Este 20 de febrero celebramos el Día Internacional del Gato, el único animal que tiene dedicadas tres fechas del año, como te explicaremos más adelante. La celebración del 20 de febrero se debe a uno de los felinos más queridos del siglo XX, Socks, el gato de Bill Clinton. Esta es su historia.

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El gato más famoso y “poderoso” del mundo

Socks ha sido el único gato en la historia de Estados Unidos que ha podido moverse a sus anchas por toda la Casa Blanca, incluso tuvo su propia página de internet y a diario le llegaban miles de cartas de todo el país.

Este felino con manchas blancas y negras escaló posiciones desde un origen muy humilde. Cuando era sólo un pequeño gatito callejero y jugaba con su hermano (que también sería adoptado posteriormente), saltó una noche de 1991 a los brazos de una adolescente que salía de su clase de piano en Little Rock, Arkansas. Esa jovencita no era otra que Chelsea Clinton, la hija del entonces gobernador del estado, Bill Clinton. Ella quedó prendada del gato, a quien adoptó enseguida y le puso el nombre de “Socks” (“Calcetines”), por las manchas blancas que el gato tenía en sus patas negras y que, a primera vista, parecían unos pequeños calcetines.

Cuando Bill Clinton se convirtió en 1993 en el cuadragésimo tercer presidente de los Estados Unidos, Socks se mudó con los Clinton a la Casa Blanca, convirtiéndose así en la mascota principal del lugar. De esa manera, luego de ser el “Primer Gato de Arkansas”, Socks se convirtió en el “Primer Gato de Estados Unidos”.

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Durante los dos periodos presidenciales de Clinton, que comprendieron de 1993 a 2001, la popularidad de Socks creció exponencialmente. Solía corretear al lado del presidente por el jardín, atravesar la sala de prensa y, a menudo, era llevado a escuelas y hospitales para que los niños convivieran con él. Además, los niños que entraban al sitio web de la Casa Blanca eran guiados por una versión animada de Socks.

La popularidad del felino creció tanto, que incluso desató críticas de los rivales políticos de Bill Clinton, como el republicano Dan Burton, quien presidía el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes. El político cuestionó públicamente el uso del personal de la Casa Blanca, los gastos y la papelería para responder a todos los correos y cartas que llegaban dirigidos al gato, pero los estadounidenses no dejaron de quererlo y lo siguieron considerando el “Primer Gato”.

Pero no todo fue miel sobre hojuelas para Socks en la Casa Blanca, pues en 1997 los Clinton compraron un perro labrador al que llamaron Buddy. La entonces primera dama, Hillary Clinton, recordó que la antipatía entre Socks y Buddy fue inmediata. Socks, según Hillary, consideró “la intrusión de Buddy como intolerable y lo despreció desde el primer momento, instantánea y eternamente”. Por su parte, el presidente bromeaba sobre la difícil convivencia entre ambos animales en la Casa Blanca, y recordó que “lo hice mejor con los palestinos y los israelíes que con Socks y Buddy. Conseguir que los dos se llevaran bien era más difícil que conseguir la paz en Irlanda del Norte o Medio Oriente”.

Cuando la administración terminó en 2001 y los Clinton salieron de la Casa Blanca, se llevaron a Buddy, pero en vista de los conflictos entre el perro y Socks, dejaron al gato bajo el cuidado de la secretaria de Bill Clinton, Betty Currie, quien le había tomado mucho cariño a Socks, el cual solía subirse a su escritorio. Buddy moriría al año siguiente atropellado por un automóvil.

Pese a ya no vivir con los Clinton, Socks no perdió popularidad entre los norteamericanos. En diciembre de 2002 participó en un desfile de Little Rock Christmas, en Arkansas, y dos años después hizo una aparición pública cuando Betty Currie fue invitada a dar una charla en un almuerzo del Club de Cónyuges de Oficiales en la Base Andrews de la Fuerza Aérea y Socks fue invitado a participar en una sesión de fotos.

Socks vivió plácidamente varios años más en Hollywood, Maryland, hasta que el 20 de febrero de 2009, a los 18 años de edad, fue sacrificado debido a una enfermedad degenerativa en la mandíbula que le impedía comer. Ya un año antes había tenido problemas de tiroides, pérdida de pelo y peso y problemas renales.

En la página web de su fundación, los Clinton comentaron que “Socks dio mucha alegría a nuestra familia, a los niños y amantes de los gatos. Estamos agradecidos de estos recuerdos”. La popularidad de Socks en Estados Unidos y en muchas otras partes del mundo inspiraría la celebración del Día Internacional del Gato, que quedó instituido el 20 de febrero de cada año con el objetivo de rendir homenaje a estos animales de compañía y promover la adopción y así proporcionar un hogar digno y seguro a los animales en situación de calle.

Así que ya sabes, si tienes un gato, lo mejor que puedes hacer es dedicarle un rato, ya sea jugando con él o darle alguna golosina, o simplemente abrazarlo y acariciarlo, ya que a los gatos les encantan los mimos y los juegos.

Si no tienes gato y te gustaría tener un compañero felino, infórmate sobre las razas y elije la que más te convenga, aunque lo mejor siempre será adoptar un gatito que necesite un hogar. Además, si tu casa suele ser visitada por algún gato vecino, no lo ahuyentes, ofrécele algo de comer, deja agua a su alcance y con el tiempo ese felino será tu amigo.

Otras fechas para celebrar a los gatos

El 20 de febrero no es el único día en que se honra a estos felinos. También es el Día del Gato el 8 de agosto por coincidir con la época de mayor fertilidad de los felinos en el hemisferio norte. En este caso fue el Fondo Internacional para el Bienestar Animal quien lo consolidó como fecha en el calendario.

Y, por si fuera poco, el 29 de octubre se celebra en Estados Unidos el Día Nacional del Gato a propuesta de Colleen Paige, una experta en el comportamiento de los gatos y activista en defensa de los derechos de los animales, que quiso generar conciencia en la población sobre la cantidad de gatos abandonados por las calles.