La paridad

Actualmente la paridad, se considera un indicador para medir la calidad democrática de los países.

Norma Elizabeth Alfaro Leal

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Un aporte para la igualdad de derechos humanos y reconocimiento social donde la tolerancia, la convivencia como entes sociales lo constituye la paridad, un concepto probablemente nuevo para algunos, reconocido para otros, pero sin duda una deuda de garantías pendiente para varios países, dentro de la lucha contra toda violencia, la paridad esta primordialmente vinculada con el género, en México se refiere a una participación y representación equilibrada de mujeres y hombres en los puestos de poder y de toma de decisiones en todas las esferas de la vida (política, económica y social). 

Actualmente la paridad, se considera un indicador para medir la calidad democrática de los países, también lo es como principio de los derechos humanos de la mujeres, de reconocimiento individual y colectivo, nacional e internacional, recordando que fue apenas en 1955 que las mujeres votaron por primera vez, pareciera que cada diez años, se realiza un avance en términos de la paridad, respecto a representatividad, derechos o libertades, producto de luchas y batallas de las organizaciones de mujeres y feministas, mismas que son lograr el reconocimiento de derechos de las mujeres a votar y ser votadas hasta el 2014 donde se logra la inclusión en la constitución mexicana del principio de paridad en el registro de candidaturas.

Lejos nos queda el camino a las mujeres que viven en una democracia en Latinoamérica, donde la perspectiva de género y la sensibilización social es tan frágil que con un rumor se destruye la imagen pública de una mujer candidata, y más terrible que cualquiera las mata; México fue uno de los países de preocupación que Michell Bachelet en su carácter de alta comisionada de la ONU, mencionó en la presentación del informe del Consejo de Derechos Humanos: "Al menos 91 políticos y miembros de partidos, entre ellos 36 candidatos electorales, fueron asesinados durante el periodo electoral que comenzó en septiembre de 2020".

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Cierto es que, en México, este pasado proceso electoral deja un alarmante número veintiún candidatas asesinadas, los observatorios políticos y sociales reportaron que, además de los asesinatos de candidatas, se registraron 100 denuncias de candidatos que incumplen con la #3de3VsViolencia (que postularan al menos un perfil con antecedentes de ser deudores de pensión alimenticia, agresores sexuales o agresores de mujeres en el ámbito público o privado. Lo más lamentable es que este proceso electoral de este año no solo fue el más grande en la historia reciente de México –por el número de cargos a elegir–, sino también el más violento contra las mujeres, de nada valió el compromiso por parte de partidos políticos y candidatos para frenar la violencia de género y garantizar la paridad. Se suman otras expresiones de violencia de género detectadas y el no cumplimiento de la paridad en todo, y no solo es en el proceso electoral, se hace presente como lenguaje sexista, insultos, minimización o exclusión, discriminación por raza y género, amenazas y violencia física.

Lo preocupante es que, solo seis de los diez partidos políticos nacionales tienen protocolos de prevención y atención de violencia de género, sino cumplieron con lo pactado en esta materia, queda claro que al tomar posesión en los cargos por lo que contendieron, no habrá paridad en la integración de los gabinetes y equipos de trabajo, tanto en el ámbito local y estatal.

Hacía donde va la paridad, como esfuerzo de las instituciones políticas queda como un simple concepto. La violencia política es visto y comprendida como un medio común usado por los pueblos y gobiernos de todo el mundo para lograr objetivos "políticos", relacionados con los siguientes poderes; legislativo, ejecutivo y judicial de un Estado. En América Latina y el Caribe, persisten barreras estructurales y una cultura basada en modelos patriarcales, que se hacen vigentes teniendo como consecuencias, el acceso desigual de las mujeres a diversos ámbitos públicos. 

Para que la participación política de las mujeres avance, el rol de la sociedad es de suma importancia la participación de la sociedad, la observancia a las instituciones y sus actores, donde debemos re-educarnos para que la paridad no solo sea un principio constitucional, índice de medición de la calidad en la democracia, sino un principio social que rija el respeto a los derechos humanos, ya que la paridad a diferencia de las cuotas por género, no es una medida transitoria, sino un objetivo, en cuanto principio ordenador permanente de la actividad política de cualquier país.