COLECTIVO CIUDAD | Ciudad salud, aciertos y desaciertos

El problema de la concentración de servicios en un solo punto de la cuidad genera largos desplazamientos y costos; que anudados a un sistema de salud ineficiente, reducen la calidad de vida de la población.

RAFAEL DE JESÚS HUACUZ ELÍAS

Construir ciudad es fomentar el desarrollo urbano, máxime cuando se trata de la infraestructura requerida para mejorar las condiciones de vida de la población. En el caso de la capital michoacana existe una inercia por hacer varias ciudades dentro de la misma ciudad: Ciudad Tres Marías, Ciudad del Conocimiento, Altozano, Villas del Pedregal como ciudad satélite o Ciudad Salud-en la periferia de Morelia-, colindante con el municipio de Charo; No obstante, la concentración de servicios en un solo punto de la ciudad, tiene a desequilibrar la movilidad y, obliga a realizar largos desplazamientos, afectando a la población por los altos costos materiales y temporales en estos traslados pendulares.

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El caso de Ciudad Salud resulta emblemático, ya que, en su momento se observó la incompatibilidad de usos de suelo por existir en el lugar un espacio para espectáculos masivos (recinto ferial) contra la atención de la salud. En la zona se concentran el Hospital del IMSS, el Hospital del ISSSTE, el Hospital Civil y ahora el Hospital Infantil, algunos de ellos construidos sin estacionamiento y sin equipamiento asociado para pacientes o visitantes (solo para trabajadores), por lo que las vialidades principales se ven saturadas de comercio ambulante y todo tipo de vehículos afectando la circulación general de la zona.

El mes de octubre se pintó de rosa por la lucha en contra del cáncer de mama, cientos de spots fueron promovidos por políticos, por organizaciones civiles,  públicas y privadas, tanto en radio en televisión y en redes sociales por internet; vimos diversas campañas para fomentar la autoexploración y combatir este mal que afecta a por lo menos tres de cada 10 mujeres en México, según datos reportados por diversos especialistas, aunque los datos oficiales son más conservadores.

Sin embargo, para quienes padecen este mal, no sólo enfrentan la batalla por su salud, sino también tienen que luchar dentro de los márgenes de un sistema de salud altamente burocrático, o en palabras del famoso IvanIllich (1926-2002): “contraproductivo”, ya que dicho sistema rebasa con creces los límites tolerables de la salud al punto en que resulta patógeno, a saber: “produce daños clínicos superiores a sus beneficios”, “enmarcara las condiciones políticas que minan la salud de la sociedad” expropia “el poder del individuo para curarse a sí mismos y para modelar su ambiente”.

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En nuestro sistema de salud estatal (IMSS), se estandarizan las prácticas quirúrgicas para la extirpación del tumor de mama con procedimientos totales, y no dejan margen para otro tipo de intervenciones parciales o de terapia blanco. Una vez realizada la extirpación (mutilación), la siguiente batalla de la enferma es esperar que los medicamentos estén disponibles para el tratamiento con quimioterapias, ya que en este sistema burocratizado, resulta imposible mantener disponibles los stocks de medicamentos.

Es aquí, en donde las pacientes enfrentan la siguiente batalla contra el cáncer, una batalla del sistema ineficiente y poco tolerante entre los médicos oncológicos, médicos clínicos, encargados de diferentes áreas, enfermeras operativas y directivos poco sensibles en el tema. Cito una frase del vox pópuli: “cuando exista una ley que obligue a los políticos a ser atendidos en los hospitales públicos de México, a partir de ese momento, mejorará el servicio de atención a la salud en el país”.

Me gustaría ver un Secretario o Subsecretario, un Director General o un Diputado Local o Federal, estar a las 6:30 a.m. Formado en las largas filas del IMSS de Charo, para conseguir un pase para el análisis clínico y que a las 8:30 a.m. una enfermera le diga: “Disculpe Usted, no podemos hacerle sus estudios porque el equipo que tenemos se encuentra descompuesto, venga nuevamente mañana o llámenos para ver si ya se ha reparado”,  y a los ocho días siguientes le digan: “Sí ya está reparado nuestro equipo, pero no tenemos los materiales de contraste para sus estudios”, y lo mismo ocurre para los medicamentos oncológicos especializados.

Quienes se encuentran al frente de estos sistemas obesos de salud, no se dan cuenta del costo que implicó para el derechohabiente el traslado al hospital, ni mucho menos el costo emocional por enfrentar no solo su problema de salud, sino también, la frustración ante un sistema que no le está dando la atención correspondiente y que corre el riesgo de perder el avance de dicho tratamiento.

Pareciera que los desaciertos son más grandes y profundos que los aciertos en esta contraproductividad del sistema de salud, como previamente se habría expresado IvanIllich en su magistral obra: Nemésis Médica (1975).Aunado a ello, la ineficiente distribución espacial del sistema hospitalario de alta especialidad en la ciudad, así como la falta de infraestructura vial y de transporte público de calidad para llegar a la zona de hospitales, genera una pérdida de calidad de vida de la población, quien no le queda más que resignarse por la necesidad que tiene para hacer uso de estos servicios.

Me parece que deberíamos demandar las mejoras a estos servicios de salud, una propuesta sería que el derechohabiente pudiera decidir, dónde y con quien se trata, con los fondos de la aportación patronal, también en nuestra ciudad debemos trabajar por mejorar las condiciones espaciales para la dotación de dichos servicios, aunque he de confesar, en los próximos años no se vea claramente cómo se pueda lograr dicha transformación.