Autogobiernos

¿Y a nombre de quién quedan las propiedades que se compra con este recurso para la casa comunal u oficinas?

Editorial

Si una comunidad originaria gana ante las autoridades el poder ejercer su recurso de forma directa y gobernarse según sus usos y costumbres, los colectivos/despachos que les acompañan en la tarea legal manejarían tarifas de cobro que rondan entre el 20 y el 25 por ciento del presupuesto que se les entregará en su primer ejercicio anual.

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Es decir, si una tenencia o una población originaria de mediano tamaño amerita “proporcionalmente” que se  le entreguen 16 millones de pesos, estas agrupaciones se quedarían de golpe y porrazo con 4 millones de dinero del erario público, recurso que sale de los impuestos de los michoacanos e incluso de otras regiones del país.

Otro pendiente es sin duda el tema de la transparencia, en donde muchas de las poblaciones han quedado a deber porque sus consejos comunales en varias ocasiones han confundido el autogobierno con la ausencia de medidas fiscales o de control del capital que reciben.

Aunado a ello, poblaciones como Nahuatzen y Zirahuén, o incluso Jarácuaro, han mostrado un rechazo importante a la intentona de imponer este tipo de es-quemas por parte de algún sectorde la población. En casos como lacabecera de Nahuatzen la votación en contra de los usos y costumbres fue aplastante; en Jarácuaro ganó el autogobierno de forma tan cerrada que queda la duda de si estos ejercicios deberían realizarse  cada  cierto tiempo para evaluar y medir el sentir ciudadano. ¿Y a nombre de quién quedan las propiedades que se compra con este recurso para la casa comunal u oficinas? A esto se suma el litigio en la Suprema Corte, que por primera vez abordará desde lo (in)constitucional la figura.

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Pese al encomiable esfuerzo del Gobierno del estado, la ruta que se pretende tiene aún en-frente un camino de retos, pen-dientes y dudas más complejo de lo que se percibe