CIUDAD POSIBLE | Precio justo, más ganancias

En muchas ciudades de México nos parece inaudito, y hasta insultante, que debamos pagar por estacionar nuestro vehículo.

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Inés Alveano Aguerrebere

Hace unos años viajé por Europa.  Con 4 amigos, alquilamos un automóvil para recorrer una parte de Italia.  Conocimos Roma, Venecia, Bérgamo, Florencia y Reggio Emilia. 

Coincidió que un amigo mío que vivía en una pequeña ciudad de Italia estaría en México, por lo que nos prestó su departamento.   El lugar era pequeño, pero céntrico.  Ahí pasamos algunos días, incluyendo la navidad del 2003.  El edificio era antiguo y no contaba con espacio privado para estacionamiento, por lo que debimos dejar el auto que rentamos en la calle.  Entre las 9 de la noche y las 9 de la mañana, dejarlo ahí no tenía ningún costo, pero durante el día, entraban en vigencia los parquímetros.  

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No recuerdo exactamente cuánto costaba por hora, pero supongo que pagar 12 horas era demasiado. Por la noche, dejábamos estacionado el vehículo junto a nuestro edificio, pero temprano cada mañana lo movíamos unas 8 cuadras, hasta la orilla del centro, donde no había parquímetros.  Eso permitía que, durante el día, las personas que querían acceder al centro de la ciudad en vehículo propio, pudieran hacerlo y encontrar estacionamiento, pagando, claro, un costo por ello. 

El centro de la pequeña ciudad de Reggio Emilia, evidentemente, no es un centro comercial como tal, pero sí está lleno de servicios, tiendas, cafés, restaurantes, etc., al que muchas personas desean o necesitan ir cotidiana o esporádicamente. 

En muchas ciudades de México nos parece inaudito, y hasta insultante, que debamos pagar por estacionar nuestro vehículo.  Mucho más nos ofende la idea de pagar por estacionarnos en la calle.  

La lógica nos ha hecho creer que estacionarnos es un derecho.  Y no nos hemos puesto a pensar en las externalidades que los estacionamientos gratuitos generan.  Si nosotros, en Reggio Emilia hubiéramos podido dejar nuestro vehículo estacionado todo el día en la calle, eso hubiera reducido las posibilidades de que otros accedieran al centro a consumir o a realizar diversas actividades.  Por utilizarlo nosotros, quizás se habrían perdido unos 14 posibles clientes en todo el día. Y eso, por un solo espacio de estacionamiento.  ¡Imaginen la pérdida si en lugar de un solo espacio de estacionamiento fueran 50! 14 posibles clientes multiplicados por 50 espacios para vehículos ya son 700 clientes perdidos.  

En tiempos de COVID-19, muchos gobiernos están impulsando cambios importantes en lugar del estacionamiento gratuito en la calle. En algunos casos, están sustituyendo los espacios de estacionamiento para ampliar/habilitar espacios de restaurantes y cafés al aire libre.  En otros casos, están habilitando un carril de circulación, para el uso exclusivo de personas en bicicleta. Lo están haciendo con infraestructura temporal, pero está funcionando. Y hay muchas señales de aceptación, pero lo más importante, es que está siendo una prueba, de lo versátil que puede ser el espacio público. Nos hemos acostumbrado a ver las calles repletas de autos estacionados, pero este es el uso que menos utilidad brinda a todos como sociedad. 

¿Qué hará falta para impulsar este tipo de infraestructura temporal en más ciudades mexicanas?