PUNTO NEURÁLGICO | Las barricadas contra las mujeres

El proyecto de la 4T podrá tener virtudes de altos alcances sociales, pero una de sus principales carencias es la falta de comprensión de la lucha de las mujeres.

Luis Sigfrido Gómez Campos

El viernes pasado amaneció cercado el palacio nacional y el de bellas artes con vallas metálicas de acero reforzado de entre dos y tres metros de altura. Es la primera vez que se colocan este tipo de barricadas en México y, se dijo, no es por miedo, es por precaución.

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Este lunes es ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, por eso pusieron esas bardas perimetrales en los edificios públicos que se pretenden resguardar de “las infiltradas y provocadoras” que suelen dañar el patrimonio nacional.

La colocación de este infranqueable muro provocó una andanada de críticas por parte de muchas mujeres intelectuales y líderes de opinión. Hasta Paty Chapoy, conductora y vocera oficiosa de Salinas Pliego, dueño de Tv Azteca, se sumó a la crítica, misma que en otro momento fustigara a las feministas llamándolas “vandálicas”. Lo menos que dijeron fue que “el tamaño de las vallas es el tamaño de su miedo”.

Obviamente hubo respuesta del presidente López Obrador, no se iba a quedar callado, y aprovechó para dar una explicación de la diferencia entre miedo y cobardía, y dijo que todos tenemos miedo pero que él no es un cobarde; que las bardas metálicas se habían puesto, no para reprimir, sino para proteger los edificios públicos, patrimonio de la nación; que en nuestro país existe la libre manifestación, pero que estos actos son aprovechados por infiltrados y provocadores para dañar. Las vallas en Palacio Nacional son un “muro de paz”, dijo Jesús Ramírez, vocero del presidente.

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Aprovechando la circunstancia, Felipe Calderón preguntó lapidario: “¿De qué lado del muro están los intereses de Salgado Macedonio?” Y adjuntó el siguiente hashtag: #UnVioladorNoSeráGobernador.

El proyecto de la 4T podrá tener virtudes de altos alcances sociales y estar sustentada sobre bases éticas y políticas importantes, pero una de sus principales carencias y, lo he dicho en otras ocasiones, su talón de Aquiles, es la falta de comprensión de la lucha de las mujeres por la reivindicación de sus derechos y, por lo tanto, la carencia de un proyecto integral que atienda de manera prioritaria los reclamos históricos de los colectivos feministas.

Si la titular del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) realizara la función que le corresponde y sirviera como puente de comunicación entre el presidente de la república y los colectivos feministas, y si además instaurara un verdadero programa nacional de atención a las víctimas de feminicidio y violencia por cuestiones de género; si interviniera de manera activa vigilando y exigiendo que las propias autoridades trabajaran con perspectiva de género; si no permaneciera callada ante los casos de agresión sexual contra las mujeres, haciéndose cómplice por omisión, seguramente no habría necesidad de tapiar con vallas de acero los edificios públicos.

Pero la actual directora de dicho instituto ha preferido permanecer calladita en su taburete y conservar la chamba a costa de su dignidad. Esa ineptitud, dicen, también es corrupción.

Existe, pues, una limitante muy grande por parte del gobierno federal para entender la legitimidad de las luchas feministas. En México ocurren, en cifras oficiales, aproximadamente 10 feminicidios diarios.

“Vivas nos queremos”, han escrito con tinta blanca las feministas junto con el nombre de las víctimas sobre la misma valla que rodea al Palacio Nacional. Y han cuestionado severamente el apoyo a personajes como Félix Salgado Macedonio, a quien, no obstante que se ordenó la reposición del procedimiento de selección del candidato a gobernador de Guerrero, se le volvió a admitir como aspirante a gobernador por el Morena.

Las feministas han agregado a sus reclamos la eficacia de las autoridades de procuración de justicia en el caso de Andrés Roemer, un personaje vinculado a los altos niveles de la diplomacia y la política mexicana, protegido y colaborador del magnate Ricardo Salinas Pliego, quien ha recibido la acusación de por lo menos 30 mujeres por agresión sexual y violación.

Con todo respeto para el señor presidente, no es cierto que, como lo afirmó la secretaria de la Función Pública, Irma Sandoval, él sea el presidente más feminista de la historia de nuestro país. Pensar que con atender las causas de la miseria que existen en México se están solucionando los rezagos en asuntos de género es un equívoco que provoca estancamiento, si no es que retroceso en la conquista de los derechos de las mujeres.

No sé cuánto dinero se habrá invertido en poner esas vallas alrededor de los Palacios Nacional y de Bellas Artes, pero es dinero tirado a la basura porque la solución de este problema no se resuelve con muros sino con sensibilidad política.

Urge un replanteamiento de las políticas públicas con perspectiva de género.

Hoy es ocho de marzo, no es un día de frivolidad en el que hay que regalarle una rosa a la secretaria porque es mujer, esa es la versión que quisiera imponer el imperialismo patriarcal para trivializar esta fecha como si fuera el día del niño o el de la madre. El ocho de marzo es un día de lucha en el que se rememora el trabajo de las mujeres que se sacrificaron por tener una vida digna.

Es una fecha de combate para las feministas.

luissigfrido@hotmail.com