SECRETO A VOCES | La oficina

Cuando se trata de militantes priístas o panistas hacen su labor para que el aprendizaje de la nueva administración se complique y para ello aplican diversas estrategias como el hablar con el amigo, tomarse el café, salir un momento a platicar con un ciudadano, ausentarse, no seguir indicaciones de algunas tareas, entre otros aspectos.

Rafael Alfaro Izarraraz

Son aproximadamente 45 empleados de una oficina ya en la era de los gobiernos obradoristas. Los resabios del pasado siguen ahí y es difícil desplazarlos. Actúan, a veces increíblemente se reacomodan con las “nuevas” autoridades, o los nuevos gobernantes no se distinguen en sus prácticas del pasado. Lamentablemente suele ocurrir.

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Lo primero que llama la atención es que de estos empleados un total de aproximadamente 35 son empleados de confianza y 10 sindicalizados. En otras áreas la proporción entre sindicalizados y de confianza, cambia. Los miembros del sindicato local se encuentran divididos en dos bandos. Tienen más de 20 años trabajando en esta oficina o bien otras áreas. Algunos de los más activos son afines al PRI. La mayoría de empleados de confianza, los que llegaron en esta nueva administración, algunos, votaron por AMLO en 2018.

Los empleados sindicalizados, aunque pocos, tienen en general derechos protegidos como el salir en los horarios establecidos como empleados de la administración municipal. Se puede decir que inclusive hasta gozan de cierta “seguridad” pues sienten que no serán desplazados de sus puestos de trabajo precisamente por la protección sindical que poseen, aunque esto no es tan cierto porque depende de la relación sindicato/autoridad local. Por lo menos en la experiencia que relato, la división los hace más débiles. Si hay acuerdos con la autoridad, estarán protegidos.

De plano, algunos de los que gozan de más antigüedad se resisten según me parece más de la cuenta a ciertas actividades que les indican los nuevos jefes. Cuando llegan los vecinos a gestionar algo ya después de algún tiempo y toman confianza con los nuevos empleados son muy directos y dejan registrados comentarios como: “Ese que ve usted allí es priísta. Andaba en la colonia haciendo campaña a favor del tricolor”.No quiero decir que no tengan derecho, solo registro lo observado

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Cuando se trata de militantes priístas o panistashacen su labor para que el aprendizaje de la nueva administración se complique y para ello aplican diversas estrategias como el hablar con el amigo, tomarse el café, salir un momento a platicar con un ciudadano, ausentarse, no seguir indicaciones de algunas tareas, entre otros aspectos. Cuando pasa el tiempo y las estrategias no funcionan pues se aplican un poco más pero hasta ahí.

Esta es una oficina en la que se gestionan bastante recursos que van a parar a la hacienda municipal. Aquí se gestiona la nomenclatura de las calles, el permiso para llevar a cabo una modificación de la vivienda, la supervisión de las obras que se realizan en las colonias, la gestión del suelo urbano regular e irregular, los usos del suelo y la imagen urbana, entre otros aspectos. Y para una gran cantidad de estas gestiones se cobra por lo que algunos empleados sindicalizados han aprendido en donde quieren estar porque existen áreas en donde “les va bien”.

Sin justificar, vale la pena subrayar que los salarios de los empleados de la oficina son en general bajos. El promedio puede ser de aproximadamente entre siete y ocho mil pesos, nada más para tener una idea. Menos de dos mil pesos a la semana. Quiero decir que en algunos casos los propios ciudadanos son gentiles y apoyan a los empleados con algún apoyo por voluntad propia, pero en otros casos no sucede eso.

Para agilizar un trámite el gestor o vecino puede facilitar y acelerar un trámite con algún empleado. A estas prácticas nocivas es difícil poner un límite porque no se hace a espaldas de los encargados de las oficinas, en el pasado se hacía en contubernio con los “jefes”. Las entradas se distribuyen hasta la misma oficina de los encargados de las direcciones. Contar don directores honestosdentro de las administraciones nuevas es fundamental, pero no siempre es fácil.

Existe en la oficina los casos “buenos” como por ejemplo la gestión que se ejecuta para una empresa importante que se encuentra o desea ocupar un área estratégica dentro de la estructura urbana central de la ciudad. Ahí los montos se elevan decenas o cientos de miles de pesos. Como se sabe, la localización del permiso que se otorga vale en función de la empresa y el lugar, es decir, del suelo sobre el que se instala o gestiona “algo”. Aquí también vale la prontitud de la gestión. Y todo es cuesta y deja dividendos.

Es difícil erradicar esas prácticas pero sí es posible. Existen casos fuera de la oficina en las que nadie sabe lo que ocurre. Viajaba con un regidor y de pronto mientras anochecía miró hacia un lugar en donde se podía apreciar una gigantesca “Rueda de la Fortuna”. La miró y me dijo: “esa rueda de la fortuna no se quien la autorizó. Existen algunas obras que se llevan a cabo en el municipio y nosotros los regidores no nos enteramos de lo que ocurre porque el Presidente municipal lleva las gestiones por su cuenta”.

Termina la gestión de un gobierno de la 4t,  llegó una nueva administración pero de la misma corriente obradorista. Al tiempo una vecina de una colonia se comunica con un ex empleado que le llevaba su gestión: “A la oficina donde usted estaba llegaron los mismos que habían estado hace unas administraciones con el PRI. Son los mismos”. Este relato tal vez no sea aplicable a todas las experiencias, pero con ello quiero dejar sentado el hecho de que la 4t le falta tiempo.