Él es Rafael Caro Quintero, uno de los narcos que cambiaron la lucha contra las drogas de EUA

En la década de los 80 le apodaban El Príncipe, por la ostentación que hacía de ropa de marca y costosas joyas al pasearse por Guadalajara

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Rafael Caro Quintero, quien fuera uno de los líderes del Cártel de Guadalajara en México durante la década de los 80, fue detenido este viernes en la comunidad de San Simón del municipio de Choix, Sinaloa, en un operativo de la Marina.

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En su época de esplendor, al excapo le apodaban El Príncipe por la ropa de marca y las joyas ostentosas que siempre portaba. Pero el atuendo era una parte de la fama. En los años 80, Rafael Caro Quintero era conocido como el mayor productor de marihuana de México.

En una de sus propiedades, por ejemplo, ocurrió la mayor operación contra las drogas en la historia del país: más de 10 mil toneladas cultivadas en el rancho El Búfalo fueron destruidas.

Caro Quintero ordenó secuestrar a quien descubrió el cargamento, el agente de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) Enrique Camarena Salazar, así como al piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar.

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Ambos fueron asesinados después de una larga sesión de tortura. La muerte del policía estadounidense, ocurrida en 1985, provocó una de las crisis más profundas en la relación entre México y Estados Unidos, pero también marcó la lucha contra las drogas por parte del gobierno de Washington.

Luego de su liberación en 2013, Caro Quintero fue el fugitivo más buscado por la DEA, que ofrecía hasta 20 millones de dólares por información que ayudara a capturarlo.

https://youtu.be/MP0CEBVG1Jg

El primer puesto de esta lista era ocupado hasta ese momento por Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.

En 2018, el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su nombre en inglés) ya había aumentado a 20 millones la recompensa por su captura.

En octubre de 2019, el Departamento de Justicia de Estados Unidos inició un juicio civil en un tribunal de Brooklyn, Nueva York, para confiscar ocho propiedades identificadas del capo en México, entre las que había mansiones, bodegas y ranchos.

Rafael Caro, de 69 años de edad, estuvo prófugo después de haber sido dejado irregularmente en libertad por un juez en 2013, cuando había cumplido 28 de los 40 años a los que fue condenado a prisión.

Cártel de Guadalajara

En los años 80, las autoridades de México y Estados Unidos calcularon en 500 millones de dólares la fortuna de Rafael Caro. Pero el origen del Príncipe es muy distinto. Nació en octubre de 1952 en La Noria, una comunidad marginada de Badiraguato, en el estado de Sinaloa.

De este municipio son originarios varios de los capos más famosos del narcotráfico, como Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.

En una entrevista concedida en su día a la periodista Anabel Hernández, el capo confesó que su familia era muy pobre y que se vio obligado a cultivar marihuana tras la muerte de su padre. Tenía 14 años de edad. Caro Quintero dice que no había otra forma de sostener a su familia.

Badiraguato se encuentra en el Triángulo Dorado, una región montañosa entre los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango y una de las zonas con mayor producción de marihuana y amapola del país.

Ernesto Fonseca, Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero.

En poco tiempo Rafael Caro progresó en el negocio y a los 30 años de edad era uno de los principales socios de Miguel Ángel Félix Gallardo, conocido como El Jefe de Jefes.

Félix Gallardo encabezaba una extensa organización de narcotráfico aliada con cárteles colombianos como el de Pablo Escobar Gaviria, siendo el primer narcotraficante mexicano en exportar cocaína a Estados Unidos.

La DEA llamó a su organización el Cártel de Guadalajara por la ciudad donde residían el Jefe de Jefes, Caro Quintero y otros líderes del narcotráfico, como Ernesto Fonseca, Don Neto.

Príncipe de los excesos

Desde 1975, Guadalajara se había convertido en el refugio de muchos narcotraficantes y sus familias, quienes llegaron provenientes de Sinaloa.

Dos años antes, en el Triángulo Dorado el gobierno mexicano había iniciado la Operación Cóndor, una estrategia para erradicar el cultivo de marihuana y amapola de esa región en el noroccidente de México.

Los jefes de las organizaciones, entre ellos Caro Quintero, abandonaron la región y se instalaron en la capital de Jalisco.

Según académicos como Luis Astorga, los capos lograron mezclarse con la sociedad local cuando se presentaron como prósperos empresarios.

Félix Gallardo, por ejemplo, era consejero de un banco, y Rafael Caro se presentaba como agricultor y ganadero.

Caro Quintero, apodado El Príncipe en su época de auge en Guadalajara.

La presencia de los capos alertó al gobierno de Estados Unidos, que envió un equipo de la DEA a la ciudad. Enrique Camarena, conocido como Kiki, era uno de ellos.

Durante algún tiempo los líderes del narcotráfico pasaron virtualmente desapercibidos, pero la situación cambió en los años 80.

Y una de las razones, según periodistas como Felipe Cobián, fueron los excesos de personajes como Caro Quintero.

El Príncipe solía protagonizar escándalos en restaurantes y discotecas, e incluso fue acusado de secuestrar a la sobrina de un prominente político local, Guillermo Cosío Vidaurri, quien fue gobernador entre 1989 y 1992.

Símbolo de la DEA

Pero el caso más grave fue el asesinato de Camarena. El agente fue secuestrado en febrero de 1985 cuando salía del Consulado estadounidense en Guadalajara.

Luego fue llevado a una casa cercana junto con el piloto Zavala Avelar. Ambos fueron torturados y después asesinados.

Sus cuerpos aparecieron semanas después en el vecino estado de Michoacán.

Caro Quintero huyó a Costa Rica, donde fue detenido en abril de 1985. Las investigaciones sobre el homicidio revelaron que el capo y el Cártel de Guadalajara habían creado una extensa red de aliados entre políticos, militares y corporaciones policíacas.

El agente de la DEA, Enrique Camarena, asesinado por Rafael Caro Quintero y otros miembros del Cártel de Guadalajara.

El asesinato de Camarena cambió la relación entre ambos países. Estados Unidos condicionó parte de su ayuda a México a cambio de combatir el tráfico de drogas.

Este proceso de certificación, que básicamente mide el grado de colaboración del país con el gobierno estadounidense, se mantuvo hasta 2002.

Rafael Caro fue entonces sentenciado a 40 años de prisión, pero fue liberado en 2013.

Para la DEA, el asesinato de Enrique Camarena se convirtió en un símbolo. De hecho, en su honor se estableció la Semana del Listón Rojo, una campaña anual de educación contra el consumo de drogas.

Mientras, la cacería contra el Príncipe no cesó. Al promover el juicio civil en la corte de Brooklyn en octubre de 2019, el jefe de la DEA en Nueva York, Ray Donovan, recordó que para la agencia su captura era un asunto personal.

"Las atrocidades de Rafael Caro no están olvidadas, y la historia de terror que ha infligido sirve como un recordatorio permanente de que la DEA nunca cesará en la búsqueda de la justicia", insistió entonces.

Pidió perdón

Desde que abandonó la prisión en 2013, Caro Quintero permaneció escondido.

Quienes lo llegaron a entrevistar dicen que se movía en las montañas del Triángulo Dorado, refugiado en casas de campaña con sacos para dormir.

Pese a que el capo lo negó en entrevistas, la DEA aseguró que había vuelto al negocio de las drogas, e inclusive el Departamento del Tesoro incluyó a su familia en la lista de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, en inglés).

Quienes son señalados de esta manera no pueden hacer negocios en Estados Unidos, y sus propiedades y cuentas bancarias en ese país son congeladas.

"Dejé de ser narcotraficante desde el 84 y jamás lo voy a volver a ser, no quiero saber absolutamente nada del narcotráfico. Fue muy cara la factura que pagué" aseguró en una conversación divulgada por la revista Proceso.

"Le pido al gobierno de Estados Unidos perdón y a la familia del señor Camarena también, a la DEA le pido perdón", aseguró.