¿Cómo vestirse en el metaverso?

Vestirse para un mundo virtual va a ser a la vez enormemente liberador y potencialmente un desastre.

Foto: twitter

Agencias / La Voz de Michoacán

A finales de octubre, cuando Mark Zuckerberg develó el cambio de imagen de Facebook y renombró a su empresa como Meta, lo hizo en un video inmersivo diseñado para revelar su visión del futuro en el que su versión digital de él, Mark Z., daba un paseo por todas las cosas emocionantes que podremos hacer en el nuevo mundo virtual también conocido como metaverso.

Hubo arte experiencial. Hubo una reunión en la que los asistentes flotaron alrededor de una mesa como si estuvieran en una nave espacial. Y allí estaba nuestro anfitrión en persona, como una representación de dibujos animados, con pantalones de mezclilla negros, zapatos deportivos blancos y una camiseta azul marino de manga larga, con un aspecto muy familiar, solo que un poco más en forma.

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“De verdad, Zuck, podrías haberte puesto CUALQUIER cosa, ¿y has elegido esto?”, tuiteó un espectador. Era un comentario justo.

Si la ventaja del futuro que se avecina es, como dijo Zuckerberg en su presentación, “poder hacer casi cualquier cosa que puedas imaginar” y “expresarnos de formas nuevas, alegres y completamente inmersivas”, ¿no deberías ponerte ropa totalmente impresionante y que no esté en tu armario? En su armario virtual se puede ver un traje de esqueleto y uno de astronauta. Andrew Bosworth, director de tecnología de Meta, asistió a la reunión virtual disfrazado de robot gigante y simpático.

Esa es la promesa de un mundo virtual: que puedes ser quien quieras, sin las trabas de la carne, la gravedad, el entorno, las expectativas y la economía, o tal vez solo el registro que has creado, y puedes jugar con el poder transformador de la moda elevado a la enésima potencia.

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Puedes ser más valiente, más guapo, más agresivo, más ecológico. Puedes cambiar de género, de edad, de raza, de profesión (incluso de especie); parecer más rico, más delgado, más atlético, y acceder a lo inaccesible, ya sea un vestido de diseño, la sudadera más genial o un vestido que florece y crece a tu alrededor como una enredadera.

“Puedes ser quien quieras ser, libre de construcciones proscriptivas y necesidades sensoriales”, señaló Lucie Greene, fundadora de Light Years, una empresa de estrategia de futuros y marcas.

Vestirse para un mundo virtual va a ser a la vez enormemente liberador y potencialmente un desastre. (Sucuk und Bratwurst/The New York Times)
Vestirse para un mundo virtual va a ser a la vez enormemente liberador y potencialmente un desastre. (Sucuk und Bratwurst/The New York Times)

Entonces, ¿qué hacía Zuckerberg yendo a lo seguro con su habitual vestimenta básica?

Estaba reflejando la verdad de que la forma en que expresamos la identidad en los mundos virtuales es en realidad una cuestión tensa y complicada disfrazada de un divertido juego de distracción. Y que, si su gran apuesta es correcta y el metaverso y el mundo físico están cada vez más interconectados, es una cuestión que solo va a complicarse más.

Se va a convertir en una cuestión tan esencial y reveladora como la forma en que nos vestimos por la mañana.

“En el mundo real utilizamos la ropa de todo tipo de formas complicadas: para experimentar y probar diferentes identidades”, explicó David Chalmers, profesor de Filosofía en la Universidad de Nueva York y autor de “Reality+”, un libro que aboga por abrazar los mundos digitales. “Tienes tu identidad psicológica —cómo te sientes por dentro— y tu identidad social: cómo la expresas. En el mundo de la realidad virtual, eso se vuelve más complejo”.

Después de todo, hay muchas menos limitaciones que en el mundo físico y muchas más variables a considerar. Pero sería un error no considerarlas. A medida que más personas sumergen los dedos de los pies en el mundo virtual y necesitan más opciones para la autoexpresión y más marcas y diseñadores dan un paso al frente para proporcionarlas, más liberadoras y potencialmente desordenadas se vuelven las opciones, más importantes serán las cosas que le pones a tu avatar.

El negocio de diseñar el futuro

Ya está surgiendo todo un complejo industrial de tecnología de la moda para satisfacer cualquier necesidad de vestimenta que tengan los avatares ahora y en el futuro.

Hay marcas de moda exclusivamente digitales: más de cien, por ejemplo, solo en DressX, una tienda de moda virtual inaugurada en 2019 por Daria Shapovalova y Natalia Modenova. Juegos de estilismo digital como “Drest”, propiedad de Farfetch, el mercado digital convertido en conglomerado, que ofrece la posibilidad de jugar con cientos de atuendos digitales, muchos también disponibles en la vida real. También hay un número creciente de marcas de prêt-à-porter que prueban versiones virtuales de sus colecciones en varias plataformas virtuales y crean unidades comerciales de metaverso que emplean a graduados de escuelas de moda capacitados en diseño virtual.

Gucci creó un jardín virtual de Gucci para Roblox y Ralph Lauren, una tienda virtual RL de esquí. El Consejo Británico de la Moda organizó “The Fashion Awards Experience” en la plataforma, con un premio al diseño en el metaverso. Balmain colaboró con la plataforma de juegos Altava para ofrecer su propia colección limitada. Balenciaga creó atuendos especiales para “Fortnite” (también lo hizo Louis Vuitton) después de hacer su propio juego, “Afterworld: The Age of Tomorrow”, con su colección de prêt-à-porter, y ha anunciado su propia división del metaverso. También lo ha hecho Gucci y también OTB, la empresa matriz de Maison Margiela y Diesel, bautizándola como “Brave Virtual Xperience”.

En diciembre, Nike compró RTFKT, la empresa de calzado deportivo virtual. Prácticamente cada semana parece traer el anuncio de otra marca que fabrica NFT, incluidas Givenchy, JW Anderson y Adidas. En marzo, se llevará a cabo una semana de la moda del metaverso por cortesía de Decentraland y UNXD (el mercado digital que organizó la subasta de alta costura NFT de 6 millones de dólares de Dolce & Gabbana).

Puedes comprar una blusa rosa asimétrica con tiras y pantalones acolchados con mangas desmontables de organza verde que parecen un cruce entre anillos orbitales y nenúfares de la colección Meta-Genesis de la marca digital Placebo; un “sombrero de halo” iluminado por Clara Deguin, o un “vestido de inmortalidad” de Alejandro Delgado, un mini que parece hecho de sinapsis color fucsia. La casa de moda digital Auroboros ofrece una creación que desafía la física y que crece a tu alrededor, haciendo que tu cuerpo parezca un paisaje viviente, y The Fabricant tiene zapatos en llamas. Puedes optar por ropa de calle, alta sacerdotisa o armadura de caballero.

Cómo decidir qué ponerse

Sin embargo, las restricciones sociales que a menudo gobiernan las elecciones de moda en la vida real aún no dominan realmente la vida virtual. Después de la presentación de Zuckerberg, Meta podría haber tuiteado: “Hola, Balenciaga, ¿cuál es el código de vestimenta en el metaverso?”, pero la verdad es que prácticamente no hay códigos de vestimenta. Aún.

Es lo contrario de la preparatoria: no estás atado a un tipo de estilo porque simplemente puedes crear otro avatar en otro lugar, ponerte otro atuendo y cambiar tu estética por completo. Puedes ser tanto una persona Gucci como una persona Ralph Lauren. Y un dragón que escupe fuego con muchas muchas escamas. Un “hypebeast” puede probar el personaje de una princesa de hadas o un “prepster”. Eso es potencialmente impresionante, pero también una receta para la ansiedad de opción.

Sobre todo, si pasamos cada vez más tiempo en línea, en cuyo caso, hacer malabarismos con una multiplicidad de identidades y estilos puede resultar menos liberador que confuso y la línea entre la libertad de expresión y el disfraz difícil de separar. Lo que ahora parece un disfraz puede tener repercusiones más adelante. Además, si la cadena de bloques está involucrada, podría seguirte para siempre.

El problema es que hay algo lúdico en transformarse en un dibujo animado, como parecen ahora la mayoría de los avatares. Estás saliendo del plano elemental y entrando en la pantalla, como los personajes de “Space Jam” y “¿Quién engañó a Roger Rabbit?”. Estamos condicionados a asociar ese mundo con Hollywood y la fantasía, lo que hace que sea fácil pensar que las decisiones que tomamos dentro son intrascendentes.

“Todo es experimental en este momento”, señaló Ian Rogers, director de experiencia de Ledger, la billetera virtual, y exdirector digital de LVMH. “Estamos en el periodo de la fiebre del oro donde todo vale, pero está evolucionando muy rápidamente. Es un mundo nuevo y valiente en el que no hemos vivido”.

Piensa antes de vestirte

Casi todos hemos experimentado la suavización o alteración de la realidad (con el tipo de cirugía plástica virtual habilitada con las aplicaciones Photoshop y Facetune) en plataformas como Instagram y Snapchat, con sus diversos filtros y “curaciones”, sus personalidades e incluso personas influentes virtuales, como Ruby 9100M y Lil Miquela que se han hecho a medida. No es casualidad que también sean las plataformas para las que se inventó la primera moda virtual.

En este momento, el metaverso es tanto un lugar donde puedes ser reconociblemente tú, como eres (más o menos) en la vida real, y un lugar donde puedes transformarte en el tú de tus sueños. Es la última oportunidad para disfrazarse y un campo minado potencial de autorrevelación involuntaria.
El hecho de que un espacio virtual esté libre de ciertas limitaciones de la vida real no significa que esté libre de las ideas preconcebidas que todo el mundo trae para analizar la identidad.

De hecho, a falta de otras pistas, como la profesión, un espacio virtual hace que la ropa sea aún más importante. En el metaverso, “lo que llevas puesto se convierte en tu identidad visual”, aseguró Greene. Los pantalones de mezclilla rasgados y las ombligueras o las túnicas iridiscentes de sacerdote de ciencia ficción o la “hoodie” de marca pueden ser todo lo que los usuarios con los que interactúa tu avatar saben de ti y las primeras señales de gustos compartidos.

Esto puede llevar, como señaló Rogers, al “tribalismo”, al igual que ocurre en el mundo real.

Si los dos mundos se vuelven más contiguos —si, como dijo Chalmers, se convierten en mundos que “cohabitamos”—, “pensaría que la forma en que usamos la ropa para expresar la identidad será más comparable a la ropa que usamos en la vida real”, señaló.

No obstante, Paula Sello, cofundadora de Auroboros, espera que la tendencia vaya en la otra dirección y que la creatividad de vestirse para el metaverso se filtre y fomente una vestimenta más creativa en el mundo físico.

¿Qué significa todo esto? Ir con audacia adonde Mark Zuckerberg no fue antes. Pero no te engañes creyendo que no importa. La ropa, como dijo Amber Jae Slooten, cofundadora de Fabricant, “afecta la manera en que te te percibes”. Incluso en el mundo virtual. Y eso, dijo Rogers, puede tener “implicaciones que aún no hemos empezado a comprender”.

“¿Cómo separas tu yo corpóreo de tu yo seudónimo?”, preguntó. “¿Se puede?”.


The New York Times