Por su contribución a la radioastronomía, científico “hecho” en Michoacán recibe cátedra internacional

El reconocimiento es otorgado a destacados astrónomos de todo el mundo, incluídos premios Nobel y ahora el Doctor Luis Felipe Rodriguez, de la UNAM Campus Morelia ha sido honrado.

Foto: UNAM.

Aline Ortiz / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El Doctor Luis Felipe Rodríguez Jorge, investigador Emérito del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la UNAM, Campus Morelia, recibió la Cátedra Karl Guthe Jansky, que es otorgada a individuos con contribuciones sobresalientes en la radioastronomía por parte del  Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO) y el consorcio de Universidades Asociadas (AUI).

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“La cátedra es otorgada a destacados astrónomos de todo el mundo, por ejemplo, se la han otorgado a premios Nobel como Subrahmanyan Chandrasekhar, Edward Purcell, Charles Townes, Arno Penzias, Robert Wilson, William Fowler, Joseph Taylor, y Reinhard Genzel. También Jocelyn Bell-Burnell, descubridora del primer pulsar, y Vera Rubin, descubridora de la materia oscura en las galaxias, recibieron esta Cátedra”, explica la UNAM.

En entrevista para La Voz de Michoacán, el Doctor Luis Felipe Rodríguez quien a pesar de haber nacido en Yucatán, ha realizado gran parte de su carrera en Michoacán, comparte los motivos por los que se le entregaron la cátedra, cómo fueron sus inicios en el estudio de la radioastronomía en México y en qué consiste la radioastronomía. 

¿Podría decirnos cuáles fueron las contribuciones que realizó para recibir la cátedra Karl Guthe Jansky?

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Es un reconocimiento que se da por el trabajo de toda la vida. Yo, fíjese, mi primer artículo lo publiqué hace 50 años en radioastronomía, y he hecho aportaciones importantes, incluso, descubrimientos en dos áreas. La primera de ellas se centra en responder cómo se forman las estrellas y alrededor de ellas los planetas, como lo que ocurrió en el caso de nuestro sistema solar. Por otro lado, también, he trabajado mucho en sistemas de dos estrellas. Muchas estrellas están en parejas y pasan cosas muy interesantes con ellas.  El premio reconoce este trabajo y, por otra parte, he ayudado a formar muchos jóvenes en México y el resto del mundo que ahora son astrónomos por su cuenta propia.

- A usted se le considera el pionero de la radioastronomía en México, y en este sentido, ¿qué lo impulsó a desarrollar esta área en nuestro país?

Muy buena pregunta. Yo cuando me fui a estudiar, a hacer el doctorado en la universidad de Harvard en 1974, pensaba que iba a hacer astronomía visible, como la astronomía tradicional que en México tiene una gran tradición, o sea,  la que usa la luz para guiar los astros,  pero cuando llegué a Harvard empecé a tomar cursos y me fascinó el darme cuenta de que había estas nuevas astronomías que ya no usaban la luz sino usaban, por ejemplo, ondas de radio o rayos X que producen los astros de manera natural y que llegan a la tierra. Entonces, me dije: “yo tengo que aprender una de estas nuevas disciplinas y llevarla a México”.  En aquélla época, en México, estábamos muy especializados en la astronomía con la luz visible. Por esta razón, me interesé en la radioastronomía y, posteriormente, me puse a formar gente. 

¿En qué consiste la radioastronomía?

La astronomía visible es la que se realizó primero con los ojos, los antiguos pueblos mesoamericanos como los mayas y los aztecas estudiaban el cielo así a ojo y uno pensaba que era lo único que había pero no. Ahora se sabe que además de la luz hay otras formas de energía que viajan por el espacio, por ejemplo, las ondas infrarrojas, los rayos X, y en particular, las ondas de radio. Las ondas de radio son como una luz invisible, se mueven a la velocidad de la luz y nos traen información de las formas, de la composición química y de las características de los cuerpos. Entonces, la radioastronomía es el estudio del universo utilizando las ondas de radio que emiten de manera natural los cuerpos en el espacio.

¿Cuáles son los retos que usted ha enfrentado tanto en la difusión como en la enseñanza de la radioastronomía en México?

Fue muy interesante, al principio, porque sí había una cierta oposición de muchos astrónomos. En México la tradición es la astronomía visible y, entonces, “¿para qué queremos radioastrónomos? son cosas raras”. Afortunadamente, hubo gente que tenía la mentalidad abierta y me apoyó y, poco a poco, la radioastronomía mexicana se ha ido modernizando. Ya habemos 15 o 20 radioastrónomos. Los astrónomos en México, por desgracia, son como 200, 20 son radioastrónomos. Ya hay astrónomos que estudian por ejemplo los rayos X o estudian la radiación ultravioleta pero la mayoría siguen siendo astrónomos que estudian la luz. Afortunadamente, triunfó una mentalidad abierta para el desarrollo de esta área y al día de hoy seguimos tratando de que la astronomía mexicana esté actualizada. 

Usted ha encabezado muchísimos proyectos, entre ellos, el de grupo mexicano que trabaja en el proyecto ALMA, podría en primer lugar platicarnos en qué consiste este proyecto y qué otras contribuciones importantes ha hecho a lo largo de su trayectoria.

Mire, lo que pasa es que en el mundo cada veinte o treinta años se construye un nuevo radiotelescopio, estos cuestan miles de millones de dólares y ya un solo país no los puede hacer, se hacen a partir de colaboraciones internacionales. Entonces, cuando comenzó este proyecto del gran arreglo milimétrico de ATACAMA, como usted sabe, fue en el desierto de ATACAMA en Chile y México participó en cantidades muy modestas pero que permitieron desarrollar equipo que luego se utilizó en ALMA.  Fue una participación modesta porque el proyecto costó 1500 millones de dólares y México participó con 2 millones de dólares, fue un montón de dinero para nosotros pero es una cantidad pequeña. Ahora se nos presenta otra oportunidad, al sur de Estados Unidos y en el norte México, porque se quiere construir otro gran conjunto de radiotelescopios y estamos dialogando con el Consejo Nacional de ciencia y Tecnología (CONACYT) de que esto sería muy bueno para México ya que que se podría desarrollar mucha tecnología y podríamos formar ingenieros y astrónomos. Este proyecto se conoce como el Gran Arreglo de Nueva Generación, una cosa tecnológicamente muy buena y muy interesante. 

¿En algún punto de su vida imaginó que su trayectoria llegaría a recibir numerosos galardones?

La verdad es que no. Yo me conformaba con tener una buena trayectoria, tener un empleo en una universidad, hacer investigación pero, afortunadamente, he tenido suerte. He participado en proyectos interesantes, he tenido colegas y maestros que me formaron tanto en México como en los Estados Unidos y pues me ha ido bien. Estoy súper contento y por eso animo a los jóvenes a interesarse por esta carrera, es bonita y todos los días se aprende algo muy bueno.

En una crónica que usted escribió para la Fundación UNAM relata que “en 1973 no había programas de doctorado de astronomía en México” y, por tal razón, estudió en Harvard. Actualmente, ¿usted considera que ya hay suficientes programas de estudio para que los jóvenes interesados en esta área se queden en el país?

En México hay un apoyo muy errático hacia la ciencia, seguimos invirtiendo ese famoso y mínimo porcentaje. En los países europeos, en los países orientales, como en Japón, Taiwán, invierten mucho en ciencia, se invierte del 3% al 4% del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia. En México, seguimos invirtiendo de 10 a 20 veces menos del PIB. Hay muy poco recurso y esto implica que hay muy poco equipo y muy pocas plazas y no hemos alcanzado una maduración en la ciencia. Sigue habiendo gente muy brillante que hace cosas extraordinarias pero nos falta mucho. Tendría que haber un compromiso de apostarle a la ciencia porque se sabe que a la larga, tanto la ciencia como la tecnología, son motores de la economía moderna. En México no hemos logrado eso, ha sido una trayectoria muy errática, muy dependiente de los vaivenes políticos. Por ejemplo, ahora pues está el problema del covid y el CONACYT nada más quiere apoyar el área médica y está bien pero hay muchas otras áreas. 

Justamente, las ciencias son poco valoradas como lo acaba de mencionar, ¿cuáles cree usted que deberían de ser las estrategias para impulsar y difundir la ciencia en México, aparte del apoyo económico?

Yo siento que es muy importante la aportación económica. México tiene que hacerlo poco a poco. En algún momento se habló que México alcanzaría el 1% del PIB invertido en investigación científica, nunca ocurrió, desgraciadamente. En el periodo de Peña Nieto hubo un par de años en que subió un poco la inversión y luego volvió a disminuir. Entonces, yo creo que el compromiso es importante. Pero, también, tiene que haber un cambio en nuestra cultura y entender que la ciencia y la tecnología son muy importantes. Ahora en el siglo XXI tenemos que entender que la ciencia, también, es parte de la cultura y que necesitamos que llegue al público en general.  Yo creo que sí hay un público interesado pero no es suficiente. Por otro lado,  desde un punto vista político no hay un compromiso de apoyar a la ciencia de una manera paulatina y así competir con otros países en esta materia. 

¿Considera que hay deficiencia en la manera en la que se difunde la ciencia o la forma en la que se enseña la ciencia?

Yo creo que tenemos problemas con la educación en general desde casi todos los temas y eso es algo en lo que se tiene que trabajar. Tenemos que priorizar la educación, en otros lugares, recuerdo el ejemplo de Finlandia, los profesores de primaria y secundaria son gente con doctorado y con un nivel de preparación altísima.  En nuestro país sabemos que esto todavía no se da, tienen salarios bajos porque hay cierta urgencia de que uno trabaje para ganarse la vida. Yo creo que en México tendría que haber esta actitud de decir tenemos que formar mejor a las nuevas generaciones aunque eso represente un esfuerzo porque a la larga eso es lo que importa que las nuevas generaciones estén más preparadas. 

Finalmente, ¿qué mensaje le gustaría darle a los lectores de la Voz de Michoacán?

Quiero mandarles un gran saludo y decirles que se mantengan informados sobre la ciencia así como tratamos de mantenernos informados sobre otros temas como lo son la política, el arte, los deportes, etc. Yo los invito a que hagan un esfuerzo para hacerlo y apreciar lo que hace la ciencia por todos nosotros. 

IMPECABLE TRAYECTORIA

El Dr. Luis Felipe Rodríguez obtuvo la licenciatura en física en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1973, y el doctorado en astronomía en la Universidad de Harvard en 1978. Es reconocido como el iniciador en México de la radioastronomía.

Desde 2010 es Investigador Emérito y Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México por su meritoria trayectoria científica. El doctor Luis Felipe Rodríguez Jorge ingresó a El Colegio Nacional de México el 24 de febrero de 2000. También fue electo Miembro Extranjero de la National Academy of Sciences de los EUA y de la Real Academia de las Ciencias de España.

Como investigador, ha dirigido 28 tesis de posgrado, y es autor o coautor de más de 500 publicaciones científicas, que han recibido más de 25,000 citas.

MULTILAUREADO

– Premio Robert J. Trumpler de la Sociedad Astronómica del Pacífico

– Premio Bruno Rossi de la Sociedad Astronómica Americana 

– Premio de Física de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo (TWAS) 

– Premio de la Academia Mexicana de Ciencias

– Premio Universidad Nacional,

– Premio Nacional de Ciencias