Mi bebé no sube de peso, ¿por qué? Esta causa tiene que ver con la ganancia en el recién nacido

Si en los primeros tres o cuatro días presenta una baja de peso respecto al registrado a la hora de nacer, no hay problema; pero si tras quince día no lo ha recuperado, hay que indagar las posibles causas.

Foto: Pixabay

Redacción / La Voz de Michoacán

Un bebé cuando nace pesa normalmente entre los 2,500 gr y 4,000 gr, pero si presentan pérdida en los primeros tres o cuatro días, no te preocupes, hasta aquí todo en apariencia es normal, y se debe a que nacen con “exceso” de líquido.

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Es común que a la hora de registrar el nacimiento tenga un peso el bebé y otro inferior cuando es dado de alta. Posteriormente se da un aumento gradual hasta los 4-6 meses de vida y luego se aplana la curva.

“Por regla general, durante el primer semestre ganan una media de 600 gramos por mes (g/mes), y de los 6 a los 12 meses, 500 g/mes. Suelen doblar al nacimiento entre los 4 y los 6 meses, y lo triplican al año de vida”, explica la especialista María Teresa Romero Rubio, pediatra en el Hospital de Manises, de Valencia, España, en un artículo publicado en el sitio Webconsultas.

LACTANCIA, LA VITAL CLAVE

Amamantar al recién nacido es vital para el óptimo desarrollo, y aunque la madre produce leche hasta el segundo o tercer día después de haber dado a luz, lo que produce hasta ese momento es calostro, sustancia rica en oligoelementos y sustancias que el bebé necesita en sus primeras horas de vida.

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Habitualmente, después de que el bebé perdió peso por el exceso de agua con el que nació, después del tercer o cuarto día empieza la ganancia, pero “si el control de salud que se hace a los 15 días de vida todavía no ha recuperado el paso al nacimiento, habrá que indagar las posibles causas con el objetivo de descubrir qué problemas con la lactancia pueden estar afectando al peso del bebé”, expone Romero Rubio.

Entonces hay que revisar la técnica de la lactancia. A continuación consejos recomendados en el artículo de Webconsultas.

  • • Comprobar si la succión es adecuada: para ello el bebé tiene que mamar con ambos labios evertidos (“como un pez”), no cogiendo sólo el pezón sino también parte de la areola, y apoyando la mandíbula en el pecho. Los talleres de lactancia materna, que suelen estar organizados por matronas, son un apoyo excelente para resolver estos problemas iniciales en la lactancia.
  • • Revisar el horario de lactancia: hay que desterrar ese falso mito de “20 minutos en cada pecho, cada 3 horas”. La lactancia materna es siempre a demanda, sean 12, 15 o 20 tomas diarias. El intentar imponer un horario a la lactancia es sinónimo de fracaso asegurado.
  • • Evitar tetinas, chupetes, sueros glucosados, manzanillas, o cualquier otra cosa que por su textura o sabor pueda confundir al recién nacido. El chupete no está recomendado hasta que la lactancia materna no está plenamente instaurada.

También existen otras patologías de la mamá o del bebé, aunque menos frecuentes, pero que pueden dificultad en un principio la lactancia.

  • • En la madre: trastornos del tiroides, ovarios poliquísticos, tratamientos con hormonas, partos o cesáreas complicados en los que ha habido gran pérdida de sangre, cirugía previa de reducción de mamas…
  • • En el bebé: hipotonía, síndrome de Down, retrognatia (hipoplasia o falta de crecimiento de la mandíbula inferior), infecciones…

“En cualquier caso, la principal medida para estimular la producción de leche de la madre es poner al bebé con frecuencia al pecho. Es la ley de la oferta y la demanda: a más estímulo, más producción. Además, es fundamental que madre y bebé estén lo menos separados posible, incluso aunque el nacimiento haya sido por cesárea, y favorecer el contacto piel con piel y la lactancia materna precoz, en el paritorio y nada más nacer”, indica la pediatra María Teresa Romero Rubio.