Rinden honores a Tata Dimas en la Casa de la Cultura

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Con música, esa pasión que le recorre las venas y que disfruta desde que era un niño, Pedro Dimas, mejor conocido como Tata Pedro Dimas, fue homenajeado por los morelianos que llenaron el patio del Quijote de la Casa de la Cultura de Morelia. Hubo danza, sones, pirekuas y el colorido de las tradiciones michoacanas, listones que adornan los vestuarios, ollitas de barro, redes de pescar, las expresiones culturales recogen la creatividad del hombre y muestran o que crea para sobrevivir, que no siempre es lo que nutre al cuerpo, también hay que nutrir al espíritu, de eso sabe Pedro Dimas, músico, artesano y bailarín.

Nació el 29 de junio de 1934 en Ichupio, municipio de Tzintzuntzan, Michoacán, sus padres fueron María de la Luz Picho y Lucio Dimas, de quien heredó el gusto por la música. A los 14 años comenzó a tocar el chelo y más adelante el violín, que se convertiría en su compañero de vida, desde entonces mostró gran habilidad, tiene alrededor de 40 piezas de su autoría, entre sones abajeños y purépechas, además de la música y coreografía de la danza de los tumbías, o jóvenes, que se presentó por primera vez a principios de los setentas del siglo pasado.

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Los danzantes utilizan máscaras -como las de la danza de los viejitos, pero más jóvenes-, está inspirada en las peregrinaciones que se realizaban de Ojo de Agua a Ichupio cada 24 de diciembre de cada año.

En 1960 se conformó el primer grupo de música de la ribera del lago de Pátzcuaro, con personas originarias de la zona de Ichupio. El primer nombre fue Orquesta de cuerdas de Ichupio, posteriormente cambió su nombre por el de “Mirando al lago”, bajo la dirección de Pedro Dimas Aparicio, también se le conoce como la Orquesta de los Tumbies de Ichupio, está conformada por 5 integrantes.

La idea de Tata Pedro Dimas con su danza de los Tumbies fue crear algo distinto a la Danza de los Viejitos, a diferencia de esta, el zapateado es continuo, se ha convertido en una danza obligada n el marco de las peregrinaciones que se realizaban de Ojo de Agua a Ichupio, el 24 de diciembre de cada año.

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También es compositor de sones como Mirando al lago, Son de Ánimas, Joven bailador, Gabancito o Caracol y Flor de Nochebuena. El homenaje realizado el pasado domingo, fue iniciativa de la pireri Avelina Díaz Reza, quien desde 1980 colabora con la orquesta, ella interpreta pirekuas, canciones en purépecha, como Male Leticia y Clavel Blanco.

Para más información, consulta la edición impresa de este 26 de septiembre del 2015 en La Voz de Michoacán.