Real Madrid golea a Copenhague

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Agencias  / La Voz de Michoacán.
Un rival menor, el Copenhague, sirvió para aparcar el debate sobre el juego del equipo de Carlo Ancelotti, cuestionado tras la derrota ante el Atlético de Madrid por la falta de un sistema, que apareció a ratos en la victoria del Real Madrid ante los daneses por 4-0 con una buena actuación de Cristiano Ronaldo y Ángel Di María.

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En la primera parte Karim Bemzema no fue capaz de aprovechar su ocasión. A los cinco minutos pudo cambiar los pitos por aplausos. El francés, nervioso pero voluntarioso, con ganas de dejar a un lado su fama de jugador poco luchador, cabeceó fuera un centro de Marcelo desde la izquierda, que aprovechó un gran pase de Modric desde la medular.

Cristiano Ronaldo sí capitalizó una jugada de auténtico pizarrón. Pase medido de Modric, centro de Marcelo, y cabezazo del delantero blanco. Esta vez, sí entró y su gol provocó los mejores minutos del Real Madrid, que hasta los últimos instantes ofreció momentos potables dentro de la poca brillantez general.

Entonces, Iker Casillas, que volvía al Bernabéu ocho meses después, erró en una salida y el Copenhague estuvo a punto de marcar a la salida de un córner. Nicolai Jorgensen remató al larguero y Modric sacó la pelota debajo de la portería. El croata resumió así su primera parte. Fue excepcional. Hizo jugar al Real Madrid y le salvó de un susto.

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Salió del campo al principio de la reanudación por Isco, con el trabajo sucio bien hecho. Su labor fue aclamada por el Bernabéu, que justo antes disfrutó del segundo gol, también de Cristiano, en una jugada impresionante de Ángel Di María, que de rabona asistió a CR7.

Con el 2-0 sólo cabía esperar una catarata de goles y el argentino no tardó en hacer el tercero con un disparo desde fuera del área, y posteriormente el cuarto con la misma fórmula.

No pasó nada más y todo acabó como casi todos esperaban. El Real Madrid ganó a un rival menor, aplazó el debate sobre su juego sin ideas y deberá a esperar a enfrentarse a un rival como el Atlético de Madrid para ver cuál es su verdadera realidad. El Copenhague sirvió de 'sparring'.