Toda una vida a preservar la cultura

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Foto: Víctor Ramírez.. Felipe Chávez Cervantes, quien ha dedicado su vida a las causas justas, especialmente para su cultura madre, la purépecha.

Tsuri Chávez / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán El estudio y el compromiso por hacer del conocimiento una herramienta de entendimiento y no de conflicto han marcado la trayectoria de tata Felipe Chávez Cervantes, quien ha dedicado su vida a las causas justas, especialmente para su cultura madre, la purépecha.

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Se trata de una vida dedicada al estudio e investigación histórica y lingüística, así como a la defensa de los derechos de los pueblos originarios, problemas agrarios y un arduo trabajo por el rescate de la lengua originaria, que culmina con broche de oro con la traducción de la Constitución de 1917 del español a su lengua materna y que logró publicar en 2015, a sus 95 años de edad. Originario del antiguo pueblo de Paricutín, o tal como se conocía este lugar previo a la llegada de los españoles, K´umbutsio, Felipe Chávez nació el 27 de mayo de 1920.

Fue el menor de cuatro hermanos, y aunque aprendió el español hasta los diez años de edad, logró formarse como abogado y como historiador, lo que le ha permitido obtener el conocimiento de su cultura y de la occidental a una profundidad suficiente para realizar la traducción de la Carta Magna. Egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, obtuvo el grado de licenciado en Derecho en 1948 y se especializó en problemáticas agrarias; años después, cuando se abrió la Escuela de Altos Estudios Melchor Ocampo de la UMSNH, en 1962, ingresó a cursar la Licenciatura en Historia. Actualmente cuenta con ocho libros publicados, entre los que destaca el “Diccionario de la lengua michhuaque”, “Uandakua Moperatanskua Kantsasperata Uandangutsperata Eueri”, “MajkuK´eri Irechakua Echero Ireticheri o Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, así como la monografía de su pueblo originario K´umbutsio, a lo que se suma la publicación de seis libros más que está por terminar.

 

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Foto: Eduardo Alonso.

En busca del entendimiento La motivación para realizar el trabajo de traducción fue la necesidad de abrir la puerta para que los miembros del pueblo originario pudieran conocer las leyes mexicanas. “La fuerza que me dio para hacer este trabajo fue la necesidad de comprensión de un idioma a otra lengua. Hay necesidad de que entendamos las leyes escritas en lengua española porque mucha gente todavía no habla español y la ley dice que los ciudadanos deben cumplir con la Constitución, conozcan la ley o no la conozcan.

Y ese punto a mí no me parece, porque si la gente no conoce al indígena porque no habla el español y no conoce las leyes, ¿cómo las va a cumplir? “Entonces, saltar ese gran obstáculo fue que me llevó a hacer el trabajo de investigación en el que tardé diez años de pura documentación y cuatro años para redactar, de modo que por todo el trabajo son catorce años y es un trabajo que fui investigando palabra por palabra”, relató.

Dado que la labor de la traducción no es trabajo sencillo, ya que implica el entendimiento de ambos idiomas, así como el conocimiento a profundidad del texto que se pretende trabajar, a lo que se suma el reto de escribir en su lengua materna, cuyo estudio hasta hace apenas unas décadas se reabrió para conformar una gramática escrita de la lengua de Michoacán, solamente “pidió prestadas” nueve palabras que no pudo traducir a su idioma materno.

Sobre la labor de la traducción en materia legal La cuestión estriba en el entendimiento de ambas culturas, ya que las leyes mexicanas son un reflejo de las necesidades de un pueblo y conllevan una concepción de aquello que busca normar, pero por el otro lado la cosmogonía michoacana se presenta con sus propias valorizaciones sobre el mundo, sin embargo, y dadas las condiciones históricas, la traducción de la Carta Magna implicó empatar la idea del documento con la expresión lingüística en idioma originario. Y más en derecho, porque la ley está hecha por el Congreso de la Unión y esa no la hace uno, sino el Congreso, que representa al Estado mexicano y no puede uno jugar con las palabras, tiene que ser un trabajo muy exacto.

En cuanto al aspecto legal, comentó, debe realizarse de una forma que sea apegada a lo que el Legislativo ha dicho o lo que ha querido decir, a ese tipo de traducción se le llama traducción libre y es la mejor para hacer este tipo de trabajos, porque la traducción literal no sirve, porque hay palabras que no encuentras en la otra lengua.

Asesoría ayuda A sus 98 años Felipe Chávez es el heredero del conocimiento, la cosmogonía de su lengua materna que, como bien se sabe, mucho de este conocimiento se transmite de manera oral, de ahí que los asesores de los que pidió ayuda fueron y son grandes conocedores de la cultura, como es el caso de su compañero originario de Tanaco Grande, Santiago Bravo; así como de Tomas Aguilar, Mónico Padilla, Julio Rangel un tío de Felipe, y otros hombres de mayor edad quienes le enseñaron la palabra, juez y secretario.

“Por eso se llevó diez años, siempre es mucho tiempo, porque la investigación la hacía en los momentos en que tenía tiempo, si me dedicara nada más a la investigación me hubiera tardado únicamente cinco años, pero como tenía que atender mi oficina y el trabajo que tenía en la Universidad como investigador en el Centro de Investigación de la Cultura Purépecha, además de la labor en el Departamento de Idiomas y en Radio Nicolaita, donde fui locutor monolingüe en lengua de Michoacán”.

A lo que se suma la publicación de parte de la traducción de la Constitución en el periódico de La Voz de Michoacán, donde a través de 30 artículos que se integraron en la sección de purépecha Kimbo, y con la ayuda de Gilberto Jerónimo, que trabajó como escritor en lengua de Michoacán, se logró la primera divulgación de este gran proyecto que será recordado como histórico. Entendimiento de las culturas Si bien todo lo que produce el hombre es cultura, aunque existen diferencias lingüísticas, insistió, “todos tenemos las mismas necesidades”.

Por ello, la reflexión sobre el rescate de su idioma marca toda su trayectoria, y con base en ello dejó un mensaje para las nuevas generaciones que reza de la siguiente manera: “Invito a los paisanos michoacanos a que no se olviden de hablar nuestro idioma, por eso a las generaciones nuevas les dejamos como tarea el estudio del idioma de Michoacán y que investiguen sobre la cultura purépecha”, finalizó el recipiendario de la Presea de La Voz.