Maternidad y gestión cultural y artística, un reto poco visibilizado

No se trata aquí de intentar mostrar como víctimas a mujeres fuertes e inteligentes ni a sus hijos; pero sí de visibilizar a un sector que puede considerarse vulnerable y al que nadie está atendiendo directamente

COLUMNA / VERTEBRAL

Para Sofía, Naomi, Mateo, Lalit y Vraya.
Para todos los hijos de mis amigas artistas
y gestoras culturales independientes.

PUBLICIDAD

Marzo, abril y mayo son meses que traen conmemoraciones y celebraciones de gran arraigo en nuestro país: El Día Internacional de las Mujeres, el Día de la Niñez y el Día de la Madre. Además, y esto no es tan conocido en México a nivel popular, el 15 de abril se celebra el Día Mundial del Arte. Sirvan estas cuatro fechas para incentivar una reflexión de la que poco se habla: los retos de la maternidad en el ámbito de la gestión cultural y el arte independiente.

La decisión de tener o no hijos debe ser siempre absolutamente respetada por todos. Muchas mujeres artistas y gestoras culturales deciden no tenerlos, entre otras razones, para dedicar su energía y recursos a su trabajo, que bien se sabe es de tiempo completo. En el caso de las que deciden maternar, ya sea de manera planeada o sorpresiva, en soltería o acompañadas, con recursos económicos estables o inciertos, con apoyo o rechazo de familiares, la maternidad es un ejercicio que transforma todas las áreas de la vida de una mujer y, de ser el caso, de su pareja. En México, debido a la corrupción que ha privado durante décadas, no se tiene un nivel de vida que garantice dignidad para todos o por lo menos para la mayoría de sus habitantes, y qué decir cuando de artistas y gestoras culturales independientes y de sus hijos de trata. La Gestión Cultural desde la perspectiva de género.

Si se tiene la fortuna de caminar junto a un compañero o compañera que comparte la crianza de manera amorosa y responsable, el andar es mucho más grato, menos pesado y más enriquecedor para todos. Aún así, ser madre y gestora cultural o artista independiente en México, representa un enorme reto y en muchas ocasiones, influye directamente en la crianza de los hijos y en el desarrollo profesional y personal tanto de ella como de sus críos.

PUBLICIDAD

Sin acceso a seguridad social ni guarderías, sin un sueldo fijo ni prestaciones; sin suficientes apoyos permanentes (ni siquiera ocasionales) que incentiven sus proyectos y su labor; aún así siguen aportando a la sociedad. Mujeres y madres con una pasión genuina por el arte y la cultura, pero también por la libertad, parecen pagar un precio muy alto por ello. Si acaso existiera un censo actualizado de agentes culturales y artísticos en Michoacán, seguramente demostraría que la actividad de las mujeres y madres en la cultura regional es muy alta y no proporcional al apoyo público y privado que debería de tener. Otra consideración es la -todavía- centralización cultural, siendo las mujeres madres de la provincia, y más específicamente, del interior de los estados, las más afectadas por esta invisibilización.

No se trata aquí de intentar mostrar como víctimas a mujeres fuertes e inteligentes ni a sus hijos; pero sí de visibilizar a un sector que puede considerarse vulnerable y al que nadie está atendiendo directamente. Todo se lee muy adecuado en la Ley de Desarrollo Cultural para el estado de Michoacán de Ocampo; pero en la realidad; se vive otra cosa.

Mencionemos simplemente que el Premio Estatal de las Artes Eréndira, ha sido entregado a una gran mayoría de hombres -no se pone en duda aquí que merecen tal reconocimiento-, pero sí que algo no cuadra cuando se ha entregado tan pocas veces este galardón a mujeres.

Además, e igual de grave es el señalar que no existe en este evento ni en otro, la posibilidad de reconocer dignamente la labor de gestoras culturales, que han entregado su vida a esta actividad, que es básica para el desarrollo social.

Tampoco existe ningún apoyo específico para los hijos de las mujeres que trabajan de esta forma en el arte y cultura. Ojalá desde las instituciones correspondientes se considere, más allá de eventos teóricos, un plan de valoración y apoyo a los proyectos de mujeres madres gestoras y artistas, que muchas veces invierten tiempo, dinero y esfuerzo en proyectos que no logran ver la luz. Urge poner atención en la Gestión Cultural desde la perspectiva de género.

Finalmente, me atrevo a asegurar que a pesar de los obstáculos o carencias materiales que pudieran tener los hijos de madres gestoras y artistas independientes; la herencia inmaterial que éstas les dan es tan valiosa como cualquier patrimonio material.

Estos niños cuentan con acceso cotidiano al arte: libros, música, conciertos, exposiciones, charlas constantes con artistas e intelectuales, teatro y, sobre todo, la certeza del valor y las satisfacciones de hacer lo que amas con valentía y libertad.