Hoy se cumplen 52 años del mítico concierto de Johnny Cash en la prisión de Folsom

Un día como hoy, pero de 1968, Johnny Cash estuvo en la penitenciaría para hacer su más célebre concierto ante los proscritos del sistema.

Foto: Tomada de Internet.

Jorge Ávila / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. La prisión de Folsom está en la ciudad californiana del mismo nombre, a poco más de 30 kilómetros de Sacramento, y sólo después de San Quentin, fue una de las más grandes de California. Esa prisión era temida por los criminales debido a la dureza de su régimen y condiciones, ya que, según registros, entre 1895 y 1937 murieron en la horca 93 reos.

PUBLICIDAD
Ese 12 de enero, sin embargo, no fue la primera actuación de Cash en aquella prisión, ya se había presentado en 1966, pero el concierto de 1968 quedó registrado en uno de los discos más celebrados del también llamado Man in Black.

“Fue la audiencia más entusiasta para la que he tocado jamás”, dijo Cash tras el concierto.

Fue en 1966 cuando Johnny Cash ofreció el primer concierto en Folsom a petición de un asesino convicto, Earl Green, quien aprovechó una visita del reverendo Floyd Gresset, pastor de una iglesia que Cash visitaba, insinuando la posibilidad de que Cash regresara a la Folsom Prison. Cash aceptó y preguntó después del show al director de eventos, “Coach” Kelly, su opinión sobre la posibilidad de hacer otro show y grabarlo todo en directo. La respuesta llegó rápido: “Cuando quieras”. Cash y Bob Johnston, productor de CBS de Bob Dylan y de Cash, y el Departamento de California de Correccionales, pusieron manos a la obra y fijaron como fecha el sábado 13 de enero de 1968.

Cash, el arribo.

La CBS Columbia estaba en contra, e incluso amenazó a Johnston con un posible despido: “Arruinarás tu carrera y nunca más volverás a trabajar para CBS”, le dijo un ejecutivo, a lo que Johnston contestó: “Bueno, tú mandas”.

PUBLICIDAD

Esa oportunidad valía oro para Cash, ya que no había tenido un éxito comercial desde que en 1964 “Understand yor man” llegara al primer lugar.

El cantante necesitaba un gran regreso al mercado, lo que no resultaba fácil para la disquera, Columbia, dado que una gira promocional era complicada por el severo problema de adicción a las metanfetaminas que Cash padecía, lo que lo volvía inestable e impredecible. Afortunadamente Cash acababa de salir de su divorcio de su primera esposa, Vivian Liberto, y había bajado en mucho su consumo de drogas.

Johnny y June.

La disquera dispuso que Cash ofreciera dos presentaciones ese día, ya que eso permitiría salvar altibajos y editar ambos recitales con los mejores temas. El primero fue a las 10:20 de la mañana y el segundo lo ofreció a la 01:20 de la tarde. Según registros, en el primero hubo la nada despreciable cantidad de mil reclusos.

La empatía entre el cantante y su público fue inmediata y natural, pues los reos sintieron lo que ha sido consenso sobre la música de Johnny Cash: más que cantarles canciones, les narraba historias que ellos entendían, muchas de las cuales habían vivido. Esa es la razón por la que a Cash se le considera dentro del outlaw country, que narra la vida de los proscritos, de los criminales, los que mataron a una mujer por celos o a un hombre en Reno “sólo para verlo morir”. Aquellos que no escucharon los consejos de sus madres sobre no jugar con armas y ser buenos muchachos. esa dureza, esa crudeza, se pone de manifiesto en temas como “Cocaine blues”. Sólo Cash podía hablarles de tú a tú. Escucharlo era como mirarse en un espejo que narraba sus desgracias y errores pero sin emitir juicios.

Entre las anécdotas de ese día está la de Glen Sherley, uno de los prisioneros de Folsom, quien solía escribir canciones que luego cantaba a sus compañeros de encierro. Escribió una canción sobre la capilla en Folsom y la cinta llegó a las manos de Johnny Cash. El día de la grabación del álbum, Cash cantó la canción en los dos conciertos, dándole créditos a Sherley, que estaba en la primera fila, haciendo de él el hombre más feliz del mundo.

Pero el interés de Cash iba más allá del contacto con los reclusos, ya que se volvió activista en favor de una reforma al sistema penitenciario. Su voz llegó al subcomité del Senado estadounidense y al presidente Richard Nixon, con quien sostuvo una reunión en la Casa Blanca en julio de 1972 y le habló sobre la necesidad de una reforma.

El primer concierto salió de maravilla, y ya para el segundo, los músicos estaban cansados y la voz de Cash ya lo resentía también, por lo que casi todas las canciones del álbum son de la primera presentación, salvo “Give my love to Rose”.

Cuando el disco salió al mercado lo hizo de forma tímida, ya que Columbia estaba más enfocada en promocionar a artistas como Barbra Streisand, Simon and Garfunkel y Bob Dylan, y pese a que la música country ya no mandaba en las listas de popularidad y Columbia no había estado del todo de acuerdo con el proyecto, el sencillo “Folsom Prison blues” tuvo una gran aceptación y comenzó a escalar.

Un descalabro para el álbum llegó cuando mataron a Kennedy en Los Ángeles, a causa de lo cual las estaciones de radio dejaron de programar el sencillo hasta que Columbia editó el tema para borrar la frase “I shot a man in Reno just to watching die” (le disparé a un hombre en Reno sólo para verlo morir). Después de eso el disco siguió en el mercado y pudo continuar en las listas.

Realmente es uno de los mejores álbumes en directo que se hayan hecho. ¿Por qué?, porque es real, fresco, sin trampa ni cartón y Johnny canta mejor que nunca.

Tal es el impacto que generó este disco, que muchos artistas han hecho versiones de "Folsom Prison blues", pero quienes repitieron la hazaña de interpretar esa canción en ese lugar fueron los Jefes de Jefes, y por ello se estrenó en 2019 "Los Tigres del Norte at Folsom Prison".