Análisis | Dice AMLO que captura del Marro redujo violencia en Guanajuato, ¿cuánto bajó en realidad?

Aunque sí disminuyó el homicidio doloso en Guanajuato, no fue de 50% como se dijo y la incidencia en este delito sigue siendo alta, incluso creció en unos municipios.

Foto: La Voz de Michoacán.

Jorge Ávila / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Este viernes, en la conferencia de prensa que ofreció en las instalaciones de la Secretaría de Marina en Acapulco, Guerrero, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, o presumió que con la captura de José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, llevada a cabo el pasado 2 de agosto, han disminuido los homicidios dolosos en Guanajuato.

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Esta detención, señaló el mandatario, ha permitido que ese estado deje de ser el primer lugar en homicidio doloso a nivel nacional.

“A partir de la detención del jefe del Cártel de Santa Rosa de Lima se ha observado una disminución de los homicidios”, dijo el presidente.

Pero la declaración no es novedosa, ya el 7 de este mes, hace una semana, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, Alfonso Durazo, había dicho que la tasa de homicidios dolosos, a sólo 5 días de la detención del líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, había disminuido en 50 por ciento, aunque enfatizó que eso no necesariamente representaba una tendencia a la baja, ya que era demasiado prematuro.

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“Podemos resaltar, sin que ello hable de una tendencia, de que a partir de este evento hay una baja sensible en los homicidios dolosos en el estado de Guanajuato, alrededor del 50 por ciento”, sostuvo.

“Estamos hablando de sólo cuatro días y esto no necesariamente es indicativo de la situación en el estado, pero es alentador registrar cualquier dato de homicidios dolosos a la baja”, dijo el funcionario.

No obstante, las cifras contradicen lo dicho tanto por el presidente como por su secretario de Seguridad, puesto que medios locales de aquella entidad, como AM de León y El Sol del Bajío, consignan que la incidencia delictiva en materia de homicidio doloso sigue siendo alta en distintos municipios, y de hecho, en algunos de ellos aumentaron los índices de violencia. De esta manera, se tiene un balance de que la reducción de estos eventos no fue del 50 por ciento, sino de 21 puntos porcentuales.

En la primera semana luego de la detención del líder huachicolero, es decir, entre el 2 y el 9 de agosto, en esa entidad se contabilizaron 79 asesinatos, un promedio de 10 por día.

En contraste, en los primeros 7 meses de 2020, en Guanajuato se cometieron 2 mil 667 homicidios dolosos, lo que da un promedio de 12.5 víctimas diarias.


Uno de los municipios donde más se vio la reducción de homicidios durante la primera semana tras la detención del Marro es Celaya, que pasó de entre 13 y 15 homicidios semanales durante los primeros 7 meses del año, a la primera semana de agosto llegó 8, lo que significa una disminución de 47 por ciento, pero eso es sólo en un municipio, no representa la totalidad del estado.

Otro caso es el de Irapuato, donde apenas dos personas fueron asesinadas en esa semana, frente a los 12 que se cometían en meses previos de forma semanal.

Pero, por ejemplo, en la semana de la detención del Marro, en León los asesinatos sí aumentaron, con 25 en total, y en Jerécuaro, el 8 de agosto fueron ejecutadas 7 personas, lo que supera los 6 muertos de julio, que había sido el mees más violento en ese municipio en todo el año.

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Ante este panorama, la alcaldesa de Celaya, Elvira Paniagua, no hecha las campanas al vuelo, sino que más bien reconoce que aún falta mucho por hacer para abatir la inseguridad y la violencia no sólo en su municipio, sino en todo el estado, y en esta tarea, el Poder Judicial del estado juega un papel importante.

“Aquí hay tres poderes, y cada uno tiene que hacer lo propio, esperamos de verdad, creo que se hicieron bien las cosas ahorita y creo que es importante que se continué de manera positiva trabajando en la materia”, señaló la presidenta.

Y la mesura de la alcaldesa es comprensible, puesto que en la región de Celaya, tras la captura del líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, sólo han disminuido un 20 por ciento los homicidios dolosos.

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En la semana posterior a la detención del Marro, en esta zona del estado sólo se han registrado 7 asesinatos menos, ya que en la región, según datos de la Fiscalía estatal, se presentaron 28 crímenes, mientras que en la semana antes de la detención hubo 35 hechos delictivos de esta naturaleza.

La región de Celaya comprende los municipios de Coroneo, Jerécuaro, Acámbaro, Tarandacuao, Acámbaro, Salvatierra, Tarimoro, Santiago Maravatío, Uriangato, Moroleón, Apaseo el Alto, Apaseo el Grande, Celaya, Juventino Rosas, Villagrán y Cortazar, algunos de los cuales eran los bastiones del cártel huachicolero.

De estos crímenes, la mayoría fueron con armas de fuego, y fue constante la presencia de cartulinas en las que los grupos delictivos se dejan amenazas y recados entre sí.

Tres años, 10 mil muertos

Entre 2017, cuando El Marro asumió el control del CSRL, y hasta su detención, en el estado de Guanajuato hubo 10 mil homicidios dolosos, la mayoría relacionados con las disputas entre cárteles, lo que disparó la violencia en la entidad.

Según el Secretariado Ejecutivo del SNSP, en 2017 se registraron mil 423 víctimas de homicidio doloso. En octubre de ese año, El Marro declaró la guerra al CJNG, y al año siguiente, en 2018, la cifra de víctimas se disparó a 3 mil 290.

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Para 2019, primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que reforzó el combate al robo de combustible y desplegó un operativo especial para dar con líder criminal, la violencia tuvo otro aumento hasta llegar a 3 mil 540 víctimas de homicidio doloso.

Este año, pese a que fueron desplegados 20 mil elementos locales y federales. Entre enero y junio sumaron 2 mil 293 víctimas de homicidio doloso, cifra récord para un primer semestre en Guanajuato.

El Marro, huachicolero, pero también abigeo

Como ya se sabe, el Cártel de Santa Rosa de Lima expandió sus actividades a otros delitos, además del robo de combustible, como el narcomenudeo, la extorsión, el secuestro y la trata de mujeres, pero también incursionó en el robo de ganado para vender la carne a negocios del estado, lo que también generaba millonarias ganancias.

Quien hizo público el abigeato por parte del Cártel de Santa Rosa de Lima fue el periodista Óscar Balderas, en un noticiero de MVS. En ese espacio, y producto de sus investigaciones, señaló que el grupo del Marro también golpeó a ganaderos del estado.

“El Cártel Santa Rosa de Lima se embolsó durante años millones de pesos con cada mordida. De dentellada en dentellada, José Antonio Yépez se devoró al estado que lo vio nacer y convirtió a Guanajuato en un bistec barato, es decir, duro, lleno de nervios y que saca sangre por donde se le toque”, afirmó.

Óscar Balderas, periodista especializado en crimen organizado, desde el año pasado ha seguido muy de cerca la violencia que se vive en Guanajuato, realizando visitas a la comunidad de Santa Rosa de Lima, en Villagrán, tierra natal del Marro.

“Pobladores que conocieron al Marro desde joven comentaban que pasaba largas horas al lado de sus animales. Era tanta su afición, que en la finca donde lo aprehendieron la madrugada del 2 de agosto vivía entre gallos de pelea y caballos, y antes de eso había tenido cerdos, toros y vacas en las casas que le habían decomisado durante el operativo Golpe de Timón”.

Así, Yépez Ortiz invertía millones de pesos producto del huachicol, secuestros y extorsiones, en la compra de ganado fino que comparaba su hermano Juan Rodolfo, a quien le encargaba caballos, vacas y toros del norte de México, según lo dado a conocer a partir de investigaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera.

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Pero además de comprar ganado fino, también incursionó en el abigeato, o sea, el robo de ganado. Lo obtenía de dos formas: una de ellas consistía en imponer cuotas impagables a los ganaderos, y mediante amenazas, los amedrentaba hasta que ellos mismos les ofrecían pagar en especie a cambio de que se respetara su vida y la de sus familias.

La otra forma era el robo simple: los pistoleros del cártel llegaban a los ranchos con camiones, cargaban el ganado y disparaban al aire, por si los propietarios de los animales se sentían tentados a salir a defender su patrimonio.

Aunque muchos de estos robos y despojos no se denunciaron por miedo a sufrir represalias, desde 2015 hasta junio de este año se habían presentado mil 360 denuncias, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Esto ubica a Guanajuato en el sexto lugar nacional en denuncias por este delito.

“Los hombres del cártel los llevaban hasta los rastros ilegales que existen por todo el Bajío, donde eran molidos a mazazos como señal de que habían caído bajo la pesada violencia del Marro, o los usaban para que jóvenes sicarios aprendieran a decapitar seres vivos o a no vomitar cuando descuartizaban a un enemigo más pesado que ellos”, comentó Óscar Balderas.

El periodista también dio a conocer que los principales clientes del Marro eran los comerciantes de comida, como puestos de tacos, fondas y restaurantes, quienes, por su propia seguridad, preferían no preguntar por qué esa carne que les vendían los desconocidos era más barata y siempre había en existencia, mientras se enteraban de que muchos ganaderos sufrían constantes robos por sujetos que, con descaro total, mientras se robaban el ganado gritaban ser gente del “señor Marro”.

Todo gracias a la corrupción

Durante las investigaciones tras la captura del Marro se reveló que un capitán del Ejército se encaraba de dar apoyo en el transporte de combustible robado e informar sobre puntos de ordeña que no estaban bajo vigilancia.

Eso se supo en la audiencia en la que el cabecilla del CSRL fue vinculado a proceso, donde la Fiscalía General de la República presentó llamadas telefónicas que ponían en evidencia la red de corrupción y complicidades que facilitaban el huachicoleo y evadir operativos.

Según los informes, policías municipales apoyaban al Marro para enganchar y convencer a agentes federales de que dieran el paso libre a pipas cargadas de combustible robado.

Por ejemplo, en 2018, una pipa con 25 mil litros fue detenida por un inspector de la Gendarmería y dos policías de Celaya ofrecieron al federal 40 mil pesos para liberar la unidad.

Esta red de policías locales comprende los municipios de Celaya, Apaseo el Grande, Apaseo el Alto, Juventino Rosas, Villagrán, Salamanca, Salvatierra, Irapuato y León.

El Guanajuato post-Marro

Sin duda, José Antonio Yépez Ortiz fue un factor importante en el aumento de la violencia en Guanajuato en los últimos años.

Según versiones de sobrevivientes, los sicarios que asesinaron a 28 personas en un centro de rehabilitación de Irapuato en julio de 2020 dijeron que habían sido enviados por El Marro. En 2017, una posible alianza con el CJNG se disolvió al poco tiempo, después de que Yépez Ortiz asesinara a dos de los emisarios de sus rivales, según dijo David Saucedo, experto en seguridad mexicana, en un informe de Aristegui Noticias.

El arresto de Yépez Ortiz puede significar una diferencia a corto plazo, pero la dinámica que subyace a la violencia en Guanajuato no gira en torno a un solo hombre.

Si bien la violencia en el estado aumentó en un principio debido al señuelo del robo de petróleo, existen otras economías criminales que también juegan un papel importante.

En el estado se han incautado grandes cargamentos de drogas en su camino hacia Estados Unidos, y han aumentado los reportes de extorsiones. Sobre el tema del trasiego de drogas, reportes inteligencia del Ejército señalan que al CJNG no le interesa tanto el huachicol, como sí le importa mantener el control de la ruta de la droga que atraviesa por Guanajuato.

En 2018, la desbordada Policía de Irapuato declaró que ya no buscaría luchar contra el robo de hidrocarburos o el tráfico de drogas, dado que ya muchos agentes estaban muriendo por esta causa.

No se sabe cuánto el ligero decremento de la violencia atribuido por las autoridades federales al arresto de Yépez Ortiz, o incluso si esto significará una tendencia sostenida a largo plazo, púes no se descartan pugas entre los sobrevivientes del cártel por el control de lo que fuera el feudo del Marro, por lo que, al fragmentarse el CSRL en grupos más pequeños, la violencia puede seguir.