GALERÍA | Catedral de Morelia reabre sus puertas tras caso de COVID-19

La Catedral tampoco tiene a personal destinado a reforzar los protocolos, por lo que no existe ningún tipo de control más allá de la mera recomendación.

Foto: Víctor Ramírez.

Arved Alcántara / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. La Catedral de Morelia reabrió sus puertas y con ello el regreso de ciento de fieles que dejaron el temor del contagio de coronavirus a un lado.

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En un recorrido realizado por esta casa editorial se pudo apreciar que son, en su mayoría, adultos mayores los que asisten a éste y otros templos, pese al contexto de pandemia y pico de contagios en la capital michoacana, además de que no todos respetan los protocolos en materia de salud.

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La Catedral cerró por primera vez sus puertas en años, el pasado 9 de agosto, tras detectarse un caso del nuevo coronavirus al interior del histórico recinto.

Sin oficiar misas y ni siquiera prestar los servicios permaneció el espacio católico durante toda la semana. Antes, con apoyo de las autoridades municipales, se llevaron acabo labores de desinfección, a fin de otorgar una capa extra de seguridad a los visitantes cuando reabriera sus puertas.

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La acción se realizó con el fin de apoyar a aminorar riesgos de contagio por COVID-19 y posterior a la decisión del Arzobispado de Morelia de cerrar puertas de la Catedral por una semana.

Dicha jornada de desinfección vino a reforzar un grupo de medidas sanita-rias que ha tomado la Arquidiócesis de Morelia para el ingreso de las personas a dicho edificio emblemático en el Centro Histórico.

Ayer se pudieron observar también algunas medidas ‘reforzadas’, como un bote con gel antibacterial de mayor tamaño y la invitación constante a usar el cubrebocas; sin embargo, cuestiones como la medición de temperatura o acotar el acceso a personas de sectores vulnerables siguen sin aplicarse.

La postura de la Iglesia Católica ha sido, hasta el momento, que no está en condiciones de prohibirle su derecho a manifestar su fe nadie. La cuestión es que la medida es más sugerencia que un estricto protocolo. No todos los visitantes usan el gel y varios visitantes acuden sin mascarilla o se quitan el cubrebocas una vez que ingresan.

La Catedral tampoco tiene a personal destinado a reforzar los protocolos, por lo que no existe ningún tipo de control más allá de la mera recomendación.