Penitentes acompañan a María en la Procesión del Silencio en Morelia

A paso lento y al ritmo de los tambores, las cofradías avanzaron por la avenida Madero para acompañar a la Virgen de la Soledad tras la muerte de su hijo en la cruz.

Foto: Víctor Ramírez, La Voz de Michoacán.

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Después de que dos años en que se suspendieron eventos masivos por la pandemia de COVID-19, este Viernes Santo se realizó nuevamente la Procesión del Silencio en Morelia, una de las más extensas y vistosas del país.

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Este cortejo fúnebre en la capital michoacana surgió en 1976, por iniciativa del sacerdote Joaquín Altamirano Rodríguez, entonces rector del templo de Capuchinas.

En sus inicios la celebración se llevaba a cabo en la plaza que está frente al recinto religioso y al pasar de los años se extendió a más calles, hasta llegar a su extensión actual, que va desde la calzada Fray Antonio de San Miguel hasta la Catedral, bajando después a Capuchinas.

Actualmente participan 19 cofradías, más de 2 mil personas y 14 imágenes religiosas de finales del siglo XVI a principios del XX.

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Durante el recorrido hay 7 balcones estratégicos desde los cuales se le recita o se le canta una “saeta” a la Virgen de la Soledad, por las heridas clavadas en el corazón por la muerte del hijo.

Las cofradías representan, con sus pasos, con sus andas –plataforma sobre la que van las imágenes religiosas–, los misterios de la pasión de Jesús, desde la oración en el huerto de Los Olivos, cuando fue aprehendido, juzgado, flagelado, coronado de espinas, con la cruz a cuestas; cuando es crucificado y finalmente bajado de la cruz y puesto en el sepulcro.

Por eso las últimas dos cofradías son la de Nuestra Señora de la Soledad y el Cristo del Santo Entierro, que son las dos imágenes con las que se inició la procesión hace 46 años y que son veneradas en Capuchinas.

Al pasar frente a Catedral la procesión hace un alto, donde se le da el pésame a María, encabezado por la autoridad eclesiástica de la Arquidiócesis de Morelia y suena la monumental matraca en la torre derecha del emblemático recinto construido entre 1660 y 1744.