COLECTIVO CIUDAD | Comida y espacio público

A raíz de la pandemia y a la pérdida de empleos, este modelo de negocio se ha proliferado, lo cual ha incrementado la informalidad. Sin embargo, estas actividades que pueden estar en un aspecto de informalidad, no son clandestinas.

Raúl Coria Tinoco

En Latinoamérica, incluyendo nuestro país, la comida en la calle, es decir en el espacio público, presenta un tema cultural y de identidad de los ciudadanos. Cada región, ciudad y barrio en este ámbito, presenta una diversidad de alimentos, lo cual origina distintas maneras de utilizar el espacio público.

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Según datos de INEGI en 2017 había casi 1.6 millones de personas en nuestro país que se dedicaban a la preparación de comida rápida y había un 47 por ciento que estaba ocupada con la venta de manera ambulante.

De igual manera, información proveniente de un estudio de “Caracterización del consumo de comida callejera del 2018”, reflejaron que un poco más del 50 por ciento de la población consume comida callejera y un 63 por ciento de personas relacionadas al dato anterior que están representados por el grupo de población de 18 a 30 años consumen este tipo de comida por factores de escasez económica y tiempo limitado, caso contrario, el grupo con mayor edad que prefieren el alimento, por su sabor y disponibilidad.

A raíz de la pandemia y a la pérdida de empleos, este modelo de negocio se ha proliferado, lo cual ha incrementado la informalidad. Sin embargo, estas actividades que pueden estar en un aspecto de informalidad, no son clandestinas. Aprovechan de las ciudades varios fenómenos, tales como la movilidad, la concentración de población, la economía y toman el territorio como un factor determinante para identificar ubicaciones estratégicas.

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Además, estos modelos, presentan la situación en la que en su mayoría comienzan con un ambulantaje, que con el paso del tiempo va reconociendo el territorio, evolucionan y se ubican en lugares específicos. Aunque sin propiedad, si presentan una apropiación y territorialidad en el espacio público. Este posicionamiento lo hacen con diferentes estrategias, utilizando de manera temporal y permanente el espacio público. Las estrategias van desde el uso virtual del espacio, la colocación de mobiliario en la vía pública, toldos, puestos, vehículos, entre otros.

La ubicación de estos lugares responde a un sentido común del comerciante que desarrolla en su experiencia de oferta del producto una inteligencia espacial y territorial, ya que asimila el comportamiento de los ciudadanos en distintos momentos del día, sincronizando sus actividades para estar en lugar y en el tiempo preciso que las personas tienen la necesidad de un alimento.

En algunos casos estos modelos presentan ciertas situaciones en donde no siempre cumplen con todos los principios de inocuidad, invaden el espacio público, como banquetas, vialidades, accesos, corredores o pasillos con un alto flujo en las ciudades.

En lo social estos modelos en su mayoría son familiares, estos lugares, generan momentos familiares y vecinales en el espacio público. Aun y cuando estos negocios están dirigidos a un público con bajos recursos, por su oferta gastronómica atraen a todos los estratos sociales para su consumo.

Generan una interacción directa entre vendedor y consumidor, lo cual permite tener retroalimentación en todo momento de la experiencia del consumo, lo cual permite una evaluación que permite identificar aquellos aspectos de mejora hacia su servicio, lo cual estrecha relaciones, genera permanencia y fidelidad.

Estos modelos desarrollan actividades en lugares a lo largo del día en las ciudades. Cuando se presentan en el día, en su mayoría se ubican en lugares de alto flujo de personas, esto hace que vendedores se desplacen a lugares con estas características. Por lo cual, los vendedores utilizan estrategias para transportar sus productos tales como mochilas, bicicletas, triciclos, motos, vehículos adaptados y algunos más sofisticados como ‘food truck’.

Por la noche este tipo de actividades, muchas veces están ubicadas con cierta cercanía a la vivienda del vendedor, estratégicamente permiten que este sea parte de la identidad del barrio, fomentando el encuentro entre vecinos y propiciando de manera indirecta una percepción de seguridad al estar utilizado más tiempo el espacio público.

Aunque estos negocios en su mayoría se encuentran en barrios y colonias populares, identifican y localizan aquellos lugares de concurrencia e importancia en el espacio público, terminan entendiendo las necesidades de las personas y brindando el servicio a la población.

También es importante manifestar que estos negocios promueven ciertas dinámicas en la ciudad, principalmente en los barrios populares en donde se da el fenómeno de contar con actividades con estas características por manzana, lo cual permite que una familia que no puede acceder a un trabajo formal, pueda generar un emprendimiento para contar con un ingreso. Aunque estos negocios en su mayoría se encuentran en barrios y colonias populares, identifican y localizan aquellos lugares de concurrencia e importancia en el espacio público, terminan entendiendo las necesidades y brindando el servicio a la población.

Al final estas dinámicas en la ciudad y en el espacio público, aunque no son formales, contribuyen a un tema de economía y de seguridad alimentaria, lo cual permite una ciudad más habitable al proporcionar a las personas un servicio accesible y a bajo costo, por lo cual es importante aprender de los aciertos y beneficios que se tienen con la población.

colecciudad@gmail.com