La casa de la entrega

Gallart se fue tras nosotros tomando fotos y videos para completar su tarea; me subieron a un helicóptero y recuperé mi libertad el 18 de diciembre de 2018.

J. Jesús Reyna García

Tengo mucho que decir, eso creo, pues también creo que es mi obligación comentar lo que sé de las cosas de gobierno, algo como transmitir experiencias, pero, sobre todo, vivencias para conocimiento de los que ya están y de los que vienen; procuraré hacerlo con las menos valoraciones posibles -sólo las necesarias- y con los menos de juicios, salvo los que razonablemente deban de hacerse para no perder contexto.

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Son muchos los temas, o bien los casos sobre los que creo debo escribir, hoy reinicio este quehacer tan fortificante, que alternamos para escribir opinión sobre temas de actualidad. Y no es por demás reiterar que lo que aquí escriba lleva mi nombre y es mi responsabilidad personal.

Pensé iniciar este escrito con aquella frase “el que a hierro mata, a hierro muere”, pero sentí que no se ajustaba estrictamente a la narrativa y entonces pensé que era mejor tratar de adecuar un decir que fuera más propio, más exacto, y creo que entonces debería de decir: “no pidas para ti, lo que no has sido capaz de dar”, así pues.

El respeto de los demás sólo empieza cuando te respetas a ti mismo, si respetas tu casa, tu trabajo, tu persona, otros se ven compelidos a hacerlo.

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Hipólito Mora, con todos sus antecedentes, fue el mejor de los dirigentes de autodefensas, fue fiel a su causa, en esto no se extralimitó. Se mantuvo en su lucha y en su lugar, mientras otros andaban caminos que no les pertenecían. Fausto Vallejo era gobernador del estado. Al regreso de una convalecencia se quiso ganar simpatía entre los auto defensas, buscó entre otros a Hipólito y lo cultivó, le mostró la preocupación por su persona regalándole una camioneta blindada, según se dice.

Como muchos recordamos, Hipólito estuvo preso en dos ocasiones; la primera, acusado de un doble homicidio. No juzgo si fue correcta o no la detención y el proceso, lo cierto es que todo lo manipuló Alfredo Castillo, éste decidió su detención, acusación, procedimiento para que saliera y la fecha en que habría de salir en libertad, en este espacio sólo pretendo referirme a su detención.

Por esa relación que el gobernador entabló con él, lo citó para una audiencia en Casa de Gobierno, el once de marzo de 2014, a las seis treinta de la tarde; Mora, estaba en la sala Pérez Coronado del despacho del gobernador, esperó hasta casi las veinte treinta horas, el gobernador tuvo un imponderable y no llegaba, quién llegó y se llevó a Hipólito Mora, fue el Comisionado General de la Policía Federal Enrique Galindo y Martin Godoy, Procurador General de Justicia del Estado, ahí lo privaron de su libertad para después presentarlo a las autoridades judiciales.

Fausto Vallejo podrá decir que no le informaron que no estaba enterado, o bien que participó en la trama para la detención. Lo que sea de las dos posibilidades, permitirlo o posibilitarlo, es una falta a la investidura de gobernador.

Así se consumó la primera entrega en esa Casa de Detención (Gobierno).

El cuatro de abril del dos mil catorce, el que escribe en funciones de Secretario de Gobierno asistí a dos reuniones en Casa de Gobierno, acompañando al gobernador, salí de ahí como a la una de la tarde, ya en mi oficina, a las dos de la tarde, recibí una llamada del gobernador citándome para un acuerdo a las cuatro de la tarde en Casa de Gobierno, dije que ahí estaría, me sorprendió la hora, poco después alguien de su oficina me llamó para decir que la cita sería a las cinco de la tarde.

Llegué a las cinco puntual, me llamó la atención que el personal de la oficina del gobernador, secretarias, auxiliares, etc., estaban terminando de comer en el salón Morelos contiguo al despacho del gobernador. Me dirigí a la Oficina de Guillermo Guzmán Fuentes, estuve con él aproximadamente una hora, recibió una llamada por la red privada que atendió con monosílabas, después una segunda contestada igual, al terminar me dijo “que pases al despacho del gobernador”, con esas palabras terminó nuestra larga plática sobre nimiedades.

Caminé al despacho del Ejecutivo y me sorprendió ver, antes de entrar al Despacho del gobernador, a varias personas con uniforme de Policía Ministerial, alguno con arma larga, entré y estaba sentado el gobernador, una persona ostensiblemente armada y otra persona más al lado izquierdo de Vallejo, a la derecha de él estaba Rodrigo Gallart, que trabajaba para Aurelio Nuño y apoyaba a Castillo en cuestiones de comunicación. Me senté frente al gobernador, sus palabras que no recuerdo exactamente fueron algo así como te buscan, y señaló con un gesto a Juan Carlos Gómez Arrieta, quien en ese momento era subdirector de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, este me dijo que necesitaba ir a la Ciudad de México a entrevistarme con el Procurador General, vi al gobernador que con gesto característico “de ni modo mano”, afirmó, y yo me levanté para salir. Había una situación crítica con el Magisterio, por mi responsabilidad, pedí al gobernador que me escuchara y le informé la situación, avances y opciones para atenderlo pidiéndole que no dejaran de hacerlo para que no se agravara y que el Subsecretario tenía toda la información. Salí custodiado por elementos de la Policía Ministerial Federal, caminando hacia el helipuerto, los agentes de mi escolta, cuando vieron se quisieron mover y con señas les dije que no.

Gallart se fue tras nosotros tomando fotos y videos para completar su tarea; me subieron a un helicóptero y recuperé mi libertad el 18 de diciembre de 2018.

El gobernador de inmediato se fue al estadio Morelos a gozar del partido de futbol y Gallart a llevar el informe exacto, con fotos y videos a sus jefes, seguramente ambos, festinaron en grande su felonía.

Esta vez sólo he referido la forma, el fondo vendrá después; así se consumó la segunda detención en esa Casa de la entrega, de Gobierno se decía.

Un día de fines del mes de abril del 2014, Arquímedes Oseguera, presidente municipal de Lázaro Cárdenas fue convidado a tener una reunión con el gobernador del Estado, lo llevarían en helicóptero, seguramente el piloto se equivocó, pues aterrizó en las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado, más de cuatro años después fue absuelto y puesto en libertad.

El día 11 de mayo de 2014, Jesús Cruz, presidente municipal de Aguililla fue citado para una audiencia con el gobernador Fausto Vallejo, llegó y entró a las oficinas del gobernador, donde estuvo casi una hora en supuesta espera, hasta que llegaron por él elementos de la policía estatal y federal, que lo trasladaron al Reclusorio Federal de Nayarit. Creo que aún sigue preso, en una gran injusticia, yo no sé si es responsable o no de algún delito, pero los documentos que existen en su expediente y que leí, no acreditan ningún delito.

Así se consumó una tercera entrega en esa Casa de Gobierno que bien podríamos llamar: La Casa de la Entrega, en honor al uso que su inquilino le dio y con lo que marcó el propio camino.

Como no quisiera hacerlo en otra ocasión, lo señalo ahora, durante el Castillazo también fue detenida la Presidenta Municipal de Huetamo Dalia Santana, casi cinco años después obtuvo su libertad por sentencia absolutoria. Y también se detuvo a Salma Karrum, Presidenta Municipal de Pátzcuaro, quien perdió la vida en prisión. A Uriel Chávez, Presidente de Apatzingán también se le detuvo y fue el propio comisionado quien le informó el día en que el órgano jurisdiccional le concedería la libertad.