SECRETO A VOCES | Redes y el Cuarto Poder

Los medios de comunicación tradicionales se han digitalizado e ingresado al mundo de las redes en donde los antiguos modelos de comunicación deben renovar la producción de contenidos para un campo donde la competencia es distinta y el tipo de auditorio también.

RAFAEL ALFARO IZARRARAZ

El llamado Cuarto Poder (la prensa en general) ha sucumbido ante la avalancha que ha significado el surgimiento de las redes sociales, como resultado de la revolución tecnológica que ocurrió a finales del siglo pasado y que poco a poco a ha ido reconstituyendo la manera en que la sociedad, el estado y la economía se vincula entre sí, dando como resultado el surgimiento de un nuevo orden mundial cuyo fundamento son las nuevas y modernas formas de comunicación digitales.

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Las nuevas generaciones se informan a través del móvil o la computadora y el Cuarto Poder dejó de influir en su conducta porque sus mensajes no tienen receptores como en el pasado porque el medio por el envían sus mensajes está fuera de las redes, entre otros factores. El Cuarto Poder resultó ser un poder cuya vida no pudo superar la revolución de la tecnología. Las redes no son un Cuarto Poder son también un poder, pero diferente cuyas intenciones se ocultan con el nombre de benditas como veremos en otra entrega.

El debilitamiento del Cuarto Poder ante las redes, en el caso mexicano, tuvo su propia historia. En los últimos años las prácticas informativas de las empresas televisoras distorsionaron la realidad con los telemontajes. La sociedad del espectáculo derivó en la del vulgar “montaje”. Loret sólo fue un episodio o un producto de aquella. Un cuidadoso análisis de la producción televisiva puede derivar en que la televisión no es una versión de la realidad desinteresada sino montajes de la misma.

Por supuesto que las redes sociales son espacios de poder y por tanto responden a intereses que originalmente los idearon como experimentos supuestamente no sujetos a un programa político, comosi la acción humana pudiera deslindarse de esa condición inherente. Como lo expone Castells, la Defensa estadounidense llevó a cabo un plan audaz (en el origen del internet) para controlar la comunicación en caso de un ataque nuclear ruso a partir de un modelo en el que la red los nodos se preservaban y reconstituyen.

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Las redes (Facebook, WhatsApp, twitter, Instagram) trasladaron la información del texto y la imagen a los equipos móviles y la computadora derrumbando la antigua manera de concebir la comunicación y la información mono lineal monopolizada por la televisión y la radio. Ahora las redes están constituidas por múltiples nodos en los que se conectan las personas en un mundo cuyos límites son la tecnología y los ingresos y en donde el Estado está parcialmente acotado.

Las redes sociales son benditas porque juegan un papel como la prensa en el pasado con respecto al modelo de sociedad occidental liberal, moderna, que se desprendió del antiguo régimen feudal. Las redes son benditas porque trasladaron a los dispositivos móviles y la computadora el monopolio de la información que antiguamente controlaba el Cuarto Poder. Pero de ahí en adelante, el poder de la red sobre la sociedad debe mirarse con un optimismo precavido. Lo trataremos en una posterior entrega.

Las noticas de la televisión, la radio, la prensa, pueden consultarse en el teléfono o la computadora, sin limitarme a lo local ni condicionar el cuerpo al necesario reposo. En los celulares circula información cuyas fuentes provienen del fin de las redes: el universo social mismo y las interconexiones entre personas conocidas o distantes, ante cuya potencia el perfil nacional de los medios no puede competir. Más allá de que ahora estos mismos medios están creando contenidos dirigidos a posicionarse en las redes sociales.

Con lo anterior se reconoce que el Cuarto Poder sucumbió ante esto:

“…  a través de las redes sociales sus usuarios llevan adelante diferentes actividades, incluso a escala planetaria. Entre otras, envían mensajes públicos o privados; compran o venden productos y servicios (e-commerce); adquieren destrezas y conocimientos, sobre diferentes temas; buscan u ofrecen empleo; siguen de manera periódica personas o marcas; se mantienen actualizados en determinados rubros; comparten contenidos propios, y conocen gente (Mariano Cesar Bartolomé: redes sociales, desinformación, cibersobernía y vigilancia digital, 2021).

La información (los bancos de datos mundiales) alimenta el interés del ciudadano medio en todo el mundo y las limitadas fuentes locales y de información periodística del Cuarto Poder no tienen posibilidades de competir en la conformación de representaciones que demandan valores universales que ofrecen las redes sociales. La disyuntiva para el Cuarto Poder es muy clara: renovarse o morir porque de alguna o de otra manera su poder se diluye en un mundo dominado por los nuevos agentes del ciberespacio.

Los medios de comunicación tradicionales se han digitalizado e ingresado al mundo de las redes en donde los antiguos modelos de comunicación deben renovar la producción de contenidos para un campo donde la competencia es distinta y el tipo de auditorio también. Son las generaciones de los milenalis que constituyen una población cuyos valores y patrones normativos dejaron de estar limitados a lo local, independientemente de la importancia de las tradiciones nacionales por los que empieza resurgir en el nuevo orden mundial (tripolar, Jalife) un interés inusitado.

El Cuarto Poder se desvanece ante el mundo de la era digital al que buscan acoplarse.