Si siempre tienes las manos frías, conoce el por qué y consejos para aliviar este padecimiento

Pon atención si a pesar de que haga calor o se esté en un espacio interior sin que sea invierno, las extremidades se mantienen en este estado de manera prolongada; podría ser un problema de salud.

Redacción / La Voz de Michoacán

Aunque no sea invierno, se esté en un espacio interior o haga calor, tus manos se mantienen frías, pon atención, podría tratarse de un problema de salud que debe ser tratado por un profesional de la salud.

PUBLICIDAD

Una de las principales causas se debe a una mala circulación sanguínea, ya que la sangre no llega bien a las extremidades, como los dedos de las manos, y esto sería provocado por malos hábitos como el sendetarismo o consumir alimentos altos en grasas de mala calidad que aumentan el riesgo de ateroclerosis, acumulación colesterol y grasa en las arterias.

Un artículo del sitio Webconsultas también atribuye el padecimiento de las manos frías al tabaquismo, que también puede causar que las arterias se estrechen, además de causas hormonales, afectando mayormente a las mujeres que tienen más probabilidades de tener fríos pies y manos, sobre todo durante el embarazo o la menopausia.

Asimismo, cambios en la presión arterial, por ejemplo, en el caso de hipotensión o descenso de los niveles de tensión arterial por debajo de lo normal, disminuye el flujo de la sangre a las extremidades, mientras que con la hipertensión la sangre circula con demasiada fuerza y con ello también se puede experimentar la frialdad en las manos.

PUBLICIDAD

Otros factores que influyen son estrés o ansiedad, diabetes mal controlada, anemia e hipotiroidismo.

¿Cuándo ir al médico?

Tener las manos frías o pálidas de manera prolongada sin que esté asociado con el frío ambiental, se debe acudir al médico cuando se sienta hormigueo o entumecimiento de ellas; si se presentan cambios de coloración, llagas o sarpullidos; si la piel está tirante o endurecida.

Tips de alivio

Webconsultas recomienda estos consejos para ayudar a que las manos entren en calor:

  • • Abriga bien tus manos y pies antes de salir al aire libre cuando el tiempo sea fresco, mejor si son prendas elaboradas con fibras naturales como lana y algodón. También puedes ponerte guantes aislantes o manoplas cuando vayas a manipular objetos fríos.
  • • Cuida la piel de tus manos con una higiene adecuada –lávate las manos con agua tibia, sobre todo en invierno–, y manteniéndolas bien hidratadas. Para ello, lo mejor es que te apliques a diario (varias veces al día si es necesario) una buena crema hidratante a base de lanolina, una cera natural que evitará que la piel se agriete.
  • • Utiliza calentadores de manos. Además de la tradicional bolsa de agua claiente o manta eléctrica que puedes tener en casa si no consigues entrar en calor, en el mercado existen numerosos modelos destinados específicamente a las manos (los hay con batería recargable, a pilas…), e incluso almohadillas térmicas que puedes introducir en tus guantes para mantenerlas bien calentitas.
  • • No te expongas a cambios bruscos de temperatura, como entrar en una habitación con el aire acondicionado muy fuerte cuando vienes de una zona cálida. Tampoco es aconsejable introducir las manos muy frías en agua muy caliente. Piensa que el frío te habrá hecho perder sensibilidad en las manos e incluso podrías quemarte
  • • Evita el estrés o aprende a afrontar mejor las situaciones estresantes. Practica técnicas de relajación, como meditación o yoga.
  • • Realiza ejercicio físico con regularidad porque activa la circulación y ayuda a entrar en calor a todo el cuerpo. Si llevas un tiempo parado porque estás trabajando frente al ordenador, o viendo la tele, por ejenplo, puedes levantarte y mover los brazos en círculo para favorecer la circulación sanguínea.
  • • Coloca tus manos bajo las axilas hasta que recuperen su temperatura (abrazarse a uno mismo no está nada mal).
  • • No fumes ni bebas alcohol y reduce el consumo de cafeína. El alcohol no solo perjudica tu salud general, sino que en este caso concreto dilata los vasos sanguíneos y esto hace que perdamos calor, aunque no sintamos frío porque ejerce un efecto sedante sobre el sistema nervioso. El tabaco, por el contrario, es un vasoconstrictor, lo que significa que dificulta la circulación sanguínea, empeorando la sensación de frío en las extremidades.