Pandemia intensifica enfermedades mentales en adolescentes; etapa clave que determinará su futuro

Actualmente, la depresión es una de las principales causas de enfermedad y discapacidad entre adolescentes en todo el mundo

Foto: Samuel Herrera.

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. La adolescencia es esa etapa en la vida de las personas que se da entre los 10 y los 19 años de edad, y es una edad en la que los jóvenes son sumamente vulnerables por los cambios hormonales, la formación de una identidad propia, las primeras experiencias en distintos aspectos y demás eventos.

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En esta etapa intensa es fácil sentirse abrumado por nuevas emociones, además de que se experimentan grandes cambios físicos, emocionales y sociales, así que las características individuales de la genética de cada uno, incluidas aquellas que aumentan las probabilidades de sufrir un trastorno mental, empiezan a mostrarse.

También muchos adolescentes se ven expuestos a situaciones que les marcarán de por vida, como puede ser la pobreza, el abuso o la violencia física y psicológica. Todos ellos podrían ser detonantes que les llevasen a desarrollar problemas de salud mental.

Depresión y ansiedad, presentes en adolescentes

La Organización Mundial de la Salud señala que estos años son clave a la hora de determinar si una persona sufrirá problemas psicológicos a lo largo de su vida. La mitad de la población que desarrollará un trastorno mental mostrará síntomas antes de los 14 años.

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La organización también calcula que entre el 10 y el 20 por ciento de los adolescentes del mundo sufren un trastorno mental, aunque no se diagnostican ni se tratan de forma adecuada.

La depresión es uno de los trastornos emocionales más comunes entre la población general y, por lo tanto, también entre los adolescentes. Es la cuarta causa de discapacidad entre jóvenes de 15 a 19 años, y puede afectar a las relaciones personales y al rendimiento académico.

En casos graves puede conducir al suicidio. Según la OMS, el suicidio es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años, y la tercera en jóvenes de 15 a 19. Se calcula que el 90 por ciento de los adolescentes vive en países de ingresos bajos o medianos, y más del 90 por ciento de los suicidios de adolescentes tienen lugar en estos países.

Los trastornos del comportamiento, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, son la segunda causa de enfermedad entre chicos de 10 a 14 años, y la undécima entre jóvenes de 15 a 19.


Los trastornos de la conducta alimentaria también aparecen habitualmente en la adolescencia. Son más comunes en mujeres que en hombres debido, en muchos casos, a los roles de género impuestos por la sociedad.

Los síntomas de la psicosis, un trastorno que causa que la persona pierda el contacto con la realidad, acostumbran a mostrarse a finales de la adolescencia. La persona que la sufre acostumbra a tener alucinaciones o delirios.

Además, el uso de drogas o alcohol también suelen empezar durante la adolescencia. Su consumo puede suponer un factor de riesgo a la hora de desarrollar trastornos.

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El cuidado de la salud mental

Los factores genéticos y las vivencias traumáticas pueden conducir a una persona a desarrollar un trastorno mental, y cuantos más factores de riesgo reúna una persona, más probabilidades tendrá de sufrir uno o varios.
La OMS destaca algunas situaciones que pueden generar estrés y facilitar la aparición de enfermedades mentales en adolescentes, como la presión por encajar en un grupo de compañeros, el estar expuesto a acoso físico o a través de las nuevas tecnologías, las imposiciones de género, los prejuicios que puedan sufrir las personas de la comunidad LGTBIQ, vivir en un lugar en el que hay inestabilidad o en el que se presta ayuda humanitaria, o ser víctima de matrimonio precoz y forzado. Padecer enfermedades crónicas, sufrir un trastorno del espectro autista o tener discapacidad intelectual también serían factores de riesgo.

Para promover una mejor salud mental entre adolescentes, la OMS recomienda algunas pautas que pueden ser de ayuda para cualquier persona. Por ejemplo, ayudar a la persona a vivir en entornos estables, sin violencia. Según expertos, tener relaciones sociales estables y adecuadas, tener tiempo para descansar, dormir suficiente, comer de forma saludable y hacer ejercicio, también ayudan a cuidar de la salud mental.

Poder diagnosticar a tiempo y tener recursos para ayudar a los jóvenes que padecen este tipo de trastornos es crucial para que puedan tener una vida saludable. Las enfermedades mentales que se desarrollan durante la adolescencia y no se tratan pueden llegar a empeorar con el paso de los años y afectar la calidad de vida de las personas que las sufren.

Además de extrañar los lugares de interacción y socialización con sus pares, amigos y parejas, también se reportó preocupación por el abandono de algunas actividades, como deportes colectivos de campo abierto.

Adolescentes mexicanos, del miedo a la incertidumbre por el COVID-19

Miedo, incertidumbre y desesperanza, entre muchas otras reflexiones, dudas y cuestionamientos, reveló un informe especial realizado en México a miles de adolescentes de todas partes de la República que, como el resto del mundo, tuvieron que recluirse debido a la pandemia de COVID-19.
El “Reporte especial de personas jóvenes”, en el marco de la Consulta Infancias Encerradas por el coronavirus, fue presentado en el Senado por la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM), Nashieli Ramírez Hernández, y la senadora Josefina Vázquez Mota, titular de la Comisión de Derechos de la Niñez y de la Adolescencia.
La Consulta Infancias Encerradas tuvo dos objetivos: conocer las opiniones, sentimientos, pensamientos y anhelos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el contexto de la pandemia, y brindar insumos para orientar las etapas de diagnóstico, formulación y seguimiento de la política pública en el inmediato y largo plazo", expresa el documento consultado.

En el informe específico para la adolescencia mexicana de la consulta se analizó el impacto de la pandemia en 8 mil 313 personas jóvenes de 15 a 20 años de edad. “Se resaltan las vivencias particulares y las dificultades que enfrentan, y se analizan sus deseos y anhelos sobre el mundo que les espera afuera”, detallaron.

En ejercicio se confirma que “las personas jóvenes vivieron un triple impacto” en esta pandemia de COVID-19. En primer lugar, los obstáculos relacionados con su desempeño, permanencia y continuidad en sus estudios.

Además, algunos de ellos reportaron afectaciones en sus actividades remuneradas. Por último, su preocupación ante la incertidumbre de no saber y no poder continuar con sus respectivos proyectos de vida.
Aunado a ello, se identificaron indicios de hacinamiento, es decir, un número insuficiente de cuartos por número de habitantes, en los espacios donde tuvieron que realizar el confinamiento al que obligó la pandemia de coronavirus.

“Una característica de la vivienda que podría contrarrestar lo anterior está asociada a que más de la mitad de las viviendas de los jóvenes cuenta con patio, azotea, jardín o terraza. Algunos jóvenes indicaron que ellos o sus familiares deben salir a trabajar para buscar el sustento diario, lo que pone en riesgo a los habitantes del lugar donde están pasando el confinamiento”, ahondó el reporte.

“Se observan sobre todo afectaciones a la salud emocional: los jóvenes refieren ansiedad, preocupación, tristeza e incertidumbre sobre sí mismos y sus proyectos de vida, además de expresar sentimientos de tristeza por la situación que enfrentan”, señala.

El principal medio de conexión para los jóvenes está relacionado con los teléfonos celulares y las computadoras. “Hay indicios de que la conectividad a internet y redes sociales está ligada sobre todo a la interacción con pares, el esparcimiento, la comunicación con personas externas a la vivienda y a la diversión”, remarcaron.

Además de extrañar los lugares de interacción y socialización con sus pares, amigos y parejas, también se reportó preocupación por el abandono de algunas actividades, como deportes colectivos de campo abierto.
El reporte alertó sobre dos realidades a las que se debe prestar atención: hogares configurados por personas externas al núcleo familiar que podría exponer a las mujeres al abuso sexual y la preocupación por dar a conocer su sexualidad en el entorno en el que se encuentran.

Otra de las grandes preocupaciones entre jóvenes tiene que ver con la economía familiar y el desempleo. En los sueños y anhelos, muchos externaron el deseo por ver resuelta su situación económica y tener un ingreso que les permita culminar sus estudios o ayudar a sus familias, indicaron.

“Las preocupaciones en este sentido también dan indicios de una angustia de los jóvenes respecto de contar con lo básico para vivir. Una afectación específica para los jóvenes está asociada con la interrupción de rituales, fiestas y celebraciones que son significativos, como las fiestas de graduación y XV años”, enlistaron.

Ramírez Hernández subrayó que particularmente quienes transitaron de secundaria a nivel medio superior expresaron frustración al no haber realizado eventos que habían preparado con un año de antelación. “No nada más son los duelos ante las pérdidas humanas, también están los duelos por otras pérdidas de algo que no pudieron realizar, y es importante atenderlas en términos de salud mental”, manifestó.
La senadora Vázquez Mota destacó que, ante este tipo de revelaciones que trajo consigo el reporte, “todos están y estamos convocados a la acción inmediata”. “Esta consulta es un referente obligado para todo el país. Tenemos dos opciones: paralizarnos ante estas voces o actuar en consecuencia”, añadió.

Las reflexiones de los adolescentes

Algunos de los testimonios recogidos son los siguientes:

“Que mi hija se enferme de sarampión, coronavirus u otra cosa”, mujer, 19 años, Ciudad de México.
“Que mi papá se contagie y le sigan bajando el sueldo”, mujer adolescente, 17 años, Tabasco.
“Lo que más me preocupa es lo que va a hacer mi papá, ya que lo despidieron de su trabajo”, mujer adolescente, 17 años, Ciudad de México.
“La violencia que se va a desatar por las restricciones y el abuso”, mujer adolescente, 16 años, Estado de México.
“Salir del clóset y que mis padres me corran de la casa”, joven homosexual, 17 años, Ciudad de México.
“Me da tristeza la situación de violencia en mi casa”, mujer adolescente, 16 años, Estado de México.
“Es angustiante que no tengamos dinero. Mi madre perdió su trabajo y vendemos tacos afuera de casa, pero no se vende porque la gente no tiene dinero. Ya no tenemos qué comer y mi madre llora todos los días por no tener qué darnos. Necesitamos trabajo y comida, ya no podemos más”, mujer adolescente, 17 años, Estado de México.