En Aguililla se caminaba en un escenario de guerra, entre vehículos quemados, balazos y granadas, recuerda el nuncio

Franco Coppola considera que todos juntos, gobierno, iglesia y sociedad, deben luchar contra el crimen organizado para resolver la violencia.

EFE / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. El representante papal en México, Franco Coppola, contó tras su viaje a Aguililla, epicentro del narcotráfico, que vio un “escenario de guerra” y llegó a la conclusión que el Gobierno, la Iglesia y la sociedad deben estar “todos juntos contra el crimen organizado” para resolver la violencia.

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No es una cosa que el Gobierno pueda resolver solo enviando el Ejército, la Guardia Nacional y la policía porque es una llaga social. Es necesario que toda la sociedad pueda poner su contribución para resolver un problema que viene de mucho tiempo atrás”.

Franco Coppola.

UNA VISITA HISTÓRICA

El nuncio conoció la dura situación de Aguililla, un pueblo en la región de Tierra Caliente de Michoacán (occidente de México), por el relato del obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio, y fotos que le mandaron de decapitaciones y que lo empujaron a visitar la zona.

En un gesto inédito para un nuncio, Coppola, nacido en Maglie (Italia) en 1957, ofreció el 23 de abril una misa y se reunió con 1.000 habitantes en este poblado bloqueado por narcotraficantes.

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“Se veían vehículos quemados, el impacto de balas, tiroteos y granadas. Se caminaba en un escenario de guerra”, contó Coppola, impresionado por la “alegría” de la gente por tener un día de “tranquilidad” luego de que el Ejército despejara el pueblo para la visita.

Vestido de riguroso negro, alzacuellos y una cruz plateada colgando, el nuncio admitió que no tuvo miedo porque es “un poco inconsciente”.

“Desde que empecé como sacerdote puse mi vida en manos del Señor”, dijo sonriente y con inconfundible acento italiano.

Su visita habría sido impensable bajo el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), cuando un funcionario le llegó a advertir que “no era conveniente” hablar de violencia “porque alejaba el turismo”. En cambio, el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, envió en 2018 una carta al papa Francisco “pidiendo que la Iglesia católica se comprometiera a ayudar en la restauración de la paz”, con lo que “hubo un reconocimiento de lo que está pasando”.

A instancias del papa, “preocupado” por la violencia rampante en el segundo país con más católicos del mundo después de Brasil, la Conferencia del Episcopado Mexicano “ya está trabajando” en estrategias para combatir la inseguridad en México, donde cada día se registran alrededor de 100 asesinatos.

“Esto es un trabajo de todos juntos contra el crimen organizado”, dijo Coppola, quien atribuyó la criminalidad a la “profunda desigualdad” en el país.

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